ACT TWO

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Dos meses habían pasado desde el incidente del campamento y decir que todo en el palacio siguió normal es un embuste

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Dos meses habían pasado desde el incidente del campamento y decir que todo en el palacio siguió normal es un embuste. Luego de que Laela asesinara al insolente hombre, nadie volvió a desafiarla pero el cambio de actitud hacia ella por parte de quiénes residían en el palacio era notable, aunque la cantidad era mínima, habían cierta servidumbre que cuando trataban con ella se les notaba el temor en sus ojos, cosa que la princesa no entendía por qué ella seguía siendo la misma persona amable con quienes la rodeaban; pero honestamente no le importaba. Sin embargo, quien no pudo dejar ir el tema fácil fue la persona menos favorita de la princesa, Otto Hightower. En varias ocasiones la Mano Del Rey trató de persuadir a Viserys sobre qué Laela necesitaba afrontar las consecuencias de sus actos refiriéndose a ella como "Una segunda Visenya" aludiendo que su personalidad era muy caótica, desmedida y necesitaba control, petición que fue ignorada por el Rey mencionando que "Un verdadero líder se hacer respetar a sí mismo y a su casa sin importar su género."

Los intentos de Hightower fueron un fracaso y para su mal gusto, Laela había convencido a su padre de reintegrar a su tío Daemon al Consejo Real, insinuando que la familia debía mantenerse unida si querían mostrar un frente fuerte hacia el reino. Después de varios intentos, Viserys aceptó restituir a su hermano como Comandante de la Guardia de la Ciudad, haciendo que el resentimiento de Otto hacia la princesa aumentara cada vez más.

Era una mañana agradable, excelente para dar un paseo en dragón junto a Nyra, pensó Laela. Su hermana menor la había invitado a volar junto a Syrax y Nyx pero en esta ocasión la mayor se negó. Tenía pensado pasar un tiempo con su madre ya que en cualquier momento, por fin daría a luz, Laela sabía cuánto le estaba costando este embarazo a la Reina.

—Buen día madre.—saludó la princesa, entrando a la habitación de Aemma.

—Laela, querida, pensé que saldrías a dar un paseo en dragón junto a Rhaenyra.—respondió su madre.

—No, decidí quedarme porque quería pasar tiempo contigo.—habló la chica de mechón rojo mientras le daba un meso en la frente a su madre y procedía a sentarse en un banquillo a su lado.

—No necesito que me cuides, Laela.—miró Aemma a su hija mayor reprochándole.

—Alguien tiene que hacerlo, todos estos sirvientes están enfocados en el bebé pero no en ti. Alguien debe cuidar de ti.

—Pronto estarás en la misma posición que yo, Ela.—respondió su madre en un tono serio.—Esta incomodidad es cómo servimos al reino.—añadió.

—Solo estaré en la misma posición si padre cumple con su palabra. De lo contrario, serviré al reino como una jinete de dragón de guerra que traerá gloria a su casa.—respondió la princesa mientras ponía sus ojos en blanco provocando una risa en su madre.

Skorkydoso iksis ziry?.—preguntó Aemma.

¿Cómo está él?

A Laela le sorprendió la pregunta y en segundos sus mejillas se tornaron en un color carmesí. Ella nunca le había contado a su madre explícitamente de Harwin, su madre solo sabía que había alguien que había robado el corazón de su hija mayor. O no había sido lo suficientemente discreta o simplemente su madre la conocía perfectamente.

The one that prevails | Harwin StrongWhere stories live. Discover now