The one that prevails | Harwin Strong

Prólogo

Cuando la princesa Laela Targaryen tenía tan solo 13 años, había realizado más hazañas que cualquier otro caballero experimentado en batalla, a su corta edad era conocida como "El corazón del reino" por sus numerosas obras en Desembarco del Rey, incluso se decía que no importaba lo poblada, fea y sucia que estuviera la ciudad, cuando la princesa tenía la oportunidad de recorrer sus calles se convertía en la ciudad más radiante de todo Poniente. Laela no solo era querida en el reino si no que también era respetada por ser una luchadora feroz ya que desde muy pequeña se empeñó en entrenar y aprender numerosas técnicas de combate, que, si bien no era algo convencional para una niña, especialmente una dama, no era un secreto que su padre, el Rey Viserys I sucumbía a todos los caprichos de sus dos hijas. A sus 12 años, la princesa ganó el apodo de "Guerrera Dragón" cuando esta tomó a su dragona "Nyx", y voló sola hasta Dorne para solicitar una audiencia con el príncipe Qoren debido a los rumores que se estaban librando en el consejo de que los Martell apoyarían a la Triarquía. Se dice que el príncipe estaba asombrado por la valentía y descuido de la princesa por pisar sus tierras sin protección, donde fácilmente corría peligro, era un acto imprudente por parte de una joven pensar que podía solucionar siglos de disputas y desacuerdos entre ambas familias solo porqué poseía un imponente dragón y el título de princesa, al fin y al cabo, ¿qué podía saber una pequeña joven sobre la política de los 7 Reinos?, sin embargo, el príncipe se quedó sin aliento con el encanto e ingenio de la princesa Laela con una sola conversación.

"¿Acaso el Rey Viserys envió a una niña a hablar por él? ¿Es que somos una burla para la imponente casa Targaryen?" – exclamó el príncipe haciendo contacto visual con los ojos lilas que estaban al frente de él.

Laela enderezó su espalda y no rompió el contacto visual, con un tono seguro respondió "Disculpe si mi visita ha sido mal entendida príncipe Qoren. Hasta donde sé este reino mantiene costumbres propias procedentes de los Rhoynar, como la herencia al primogénito, sea varón o mujer, siendo su casa tan honorable decidí visitarla por mi propia cuenta, para conocer las maravillosas tradiciones de Dorne, ya que debo admitir que he leído muchas historias y me encuentro intrigada por rodearme de personas que no denigran según el género, aunque con todo el respeto príncipe, este no parece ser el caso."

El príncipe la observó confundido y expectante, se había quedado sin palabras, la joven princesa tenía actitud, había sido franca con él, sin temor de estar en un territorio relativamente enemigo. Esto provocó que Qoren arqueará una ceja y expresó – "Entonces, si entiendo bien, ¿el Rey no tiene conocimiento que usted está aquí princesa?" Laela asintió, a lo qué el príncipe agregó "¿No cree que sea imprudente y arriesgado venir aquí sin protección alguna? O si bien ¿Qué tal si su padre piensa que ha sido secuestrada y desata una guerra?"

La princesa Laela se sintió insegura por un momento, pero firme y con la confianza en sí misma exclamó con una sonrisa "No soy fanática de lo convencional príncipe Qoren pero, creo que no importa el estatus, una visita amistosa no debería requerir de protección ¿no cree?" El príncipe le devolvió la sonrisa y le ofreció su brazo diciendo ¿Qué le parece si comenzamos el recorrido? Laela aceptó su brazo sin dejar de sonreír y comenzaron su trayecto por el palacio.

Así, el encanto y la rebeldía de la princesa Laela logró lo que en siglos nadie había conseguido; establecer una relación decente con el reino de Dorne, si bien no los había doblegado, la princesa había creado una gran amistad con los hijos del príncipe Qoren, incluso se dice que la Laela visitaba a los Martell frecuentemente aun cuando su padre, el Rey, se lo prohibía, pero la buena relación que tenían con la princesa provocó que las diferencias de la Familia Real con Dorne se apaciguaran por un tiempo.