Capítulo XIII. Entre mil castigos.

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Año 1519, Joseon.

Pabellón del Loto Blanco, zona norte del Palacio Real de Changdeokgung. 3er año del reinado del Rey Choi TaeHo, El Grande.


MinTae abrió los ojos con lentitud, parpadeo un par de veces y volvió a cerrarlos por pura inercia.

Tenía un fuerte dolor de cabeza, la boca seca, el cuerpo muy pesado. No tenía energías y no podía, articular palabras. Estaba sumamente, cansado. Sentía como si, toda la energía en su cuerpo hubiese sido drenada.

—Mgh— se quejó entre dientes cuando hizo el intento de incorporarse, sin éxito, llamando la atención de la mujer que le acompañaba en la habitación en ese momento.

—¿Noble Min, esta despierto?— le cuestionó esta, acercándose rápidamente al lecho en el que descansaba el chico.

MinTae volvió a abrir los ojos con dificultad, debido al sueño que tenía. La mujer frente a él, enfuanda en ropas color vino, quien hizo una gran reverencia, le sonrió con amplitud. Claramente aliviada de verle despierto.

—¿Qué me…— intento hablar, pero su voz no salió y simplemente se lastimó la garganta un poco e instintivamente se llevó las manos a la misma. Buscando pasar saliva.

—Permítame— la joven Dama se puso de pie y se apresuró a servir un poco de agua en un vaso. Ayudó al chico a levantarse un poco y le dio beber hasta el hastío.

El doncel sintió alivió inmediato cuando dicho líquido ingresó en su sistema, entonces miró a su alrededor percatandose de que el sol ya no estaba más en sobre el firmamento azul y que la noche había caído sobre la ciudad.

Rápidamente llegó a la conclusión más obvia, seguramente había "perdido" el conocimiento en algún punto de su paseo por el jardín.

—¿Qué me ocurrió?— cuestionó finalmente a la mujer. Esta se arrodilló e hizo una enorme reverencia y se presentó.

—Mi nombre es Lee YounHee, soy la médico Lee y estaré a su servicio desde esta noche…

—¿Médico?— MinTae fruncio el ceño —Pero… Su Majestad ya había asignado médicos para mí, ¿por qué está usted…

—Mi señor... Le envenaron... Todo sirviente en el Pabellón esta siendo interrogado ahora mismo. Incluidos los médicos— le informó la mujer.

MinTae, boqueo y negó con la cabeza, un par de veces antes de reír, sumamente nervioso y asustado. Aquello debía de ser una broma, un invento.

—Dama Kang— llamó a su ayudante, pero la joven no respondió a su llamado. De hecho el silencio en su Pabellón era solemne, al punto, en que era capaz de oír con claridad, el suave crepitar de las antorchas en el exterior.

Veneno. Habían intentado matarle. Por Dios. Instintivamente, el joven se abrazo asimismo y bajo la mirada.

¿Lo habían envenenado? ¿Pero cuando? ¿En qué momento? ¿Por qué motivo? ¿Y cómo es que nadie se había dado cuenta de ello hasta ahora?

Era sencillamente, inaudito.

—¿Su Majestad, sabes de...

—Sí, lo sabe— la Dama le respondo sin dejar siquiera que terminará su pregunta —Fue él, quién ordenó el arresto del personal y es él… Quién está haciendo los interrogatorios, esta sumamente enojado y no es para menos, mi señor.

Min se mordió el labio inferior, paso saliva de nueva cuenta. Un débil pero perceptible dolor le hizo quejarse bajo y llevarse, ambas manos a su abdomen.

An Arrogant Prince [2min] Where stories live. Discover now