Capítulo XII. La primera noche.

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Año 1519, Joseon.

Pabellón de Cerezo, zona central del Palacio Real de Changdeokgung. 3er año del reinado del Rey Choi TaeHo, El Grande.



—Este es… Un excelente té. Como siempre mi Reina, es usted sumamente hábil en preparar las hojas más exóticas. Y está, es una prueba.

—Su Majestad…— YooRa sonrió, complacida, sirvió cuidadosamente, una taza extra y dejó la tetera a un costado. Junto todos los demás utensilios que había usado segundos atrás. De joven, jamás había creído que aprender todo lo referente con la ceremonia del té, serviría de algo.

Sin embargo, con un Rey apasionado por las cosas "efímeras" como aquella, resultaba una habilidad ciertamente útil. Sobre todo ahora, que requería de mantener la atención del Rey a toda costa, sobre su persona.

Era el quinto viernes, que el Rey, visitaba sus aposentos, en lugar de ir al Pabellón del Loto Blanco para ver a su concubino. Y aunque en su visita sólo se limitaba a conversar con ella, al menos, era un avance.

Al parecer había estado preocupada por una nimiedad sin sentido. Lo más probable había sido que el Monarca hubiese tenido un ligero amor por MinTae. Una baja pasión, pero nada más.

Sonrió, orgullosa.

¿Cómo había podido dudar de su belleza y sus encantos? Era obvio, un doncel sin título y sin 'virtudes', no iba lograr, mantener la atención de su Majestad para siempre. Además ella era la Reina. La mujer más hermosa del Reino.

—Mi Reina— TaeHo habló, de nuevo. YooRa le miró —Me gustaría conversar con usted sobre un tema en particular, que me preocupa estos días.

—¿De qué se trata su Majestad?

—Como lo sabe bien, el avance del ejército de Qing ha sido constante. Me temo que ya me es imposible no recurrir a las armas…

—¿Está pensando en declarar la Guerra?— la Reina pregunto sorprendida

El clan Cha, había estado esperando a que ese día llegará para poder actuar. Habían incluso pensando que quizás, el Rey recurriría a otros medios para resolver el conflicto, pero por las palabras que el Monarca acababa de decir, no sería así.

—Me temo que… No hay otra opción— TaeHo suspiró, claramente afligido. No le gustaba la idea de involucrar a su pueblo, en algo como aquello —Hace días envíe un emisario nuevo. Esperare la respuesta del Emperador, pero si no se solucionada nada…

—Comprendo, su Majestad— la Reina asintió.

—Por ello debo pedirle que se haga cargo del Palacio en mi ausencia…

—¡Su Majestad! ¡Mi Rey!— uno de los eunucos principales, servidor directo del Rey, entro en los aposentos, sin aviso y tan rápido que se resbaló al arrodillarse —¡Su Majestad!

—¿Qué significa esto?— YooRa le cuestiono al instante, con severidad en la voz. El eunuco se encogió y pego la frente -por completo- contra el suelo.

La Dama Cho y Saeng, ingresaron detrás del eunuco, segundos más tarde, evidentemente alteradas.

—¡Su Majestad, perdónenos! Le hemos dicho al eunuco Kim, que su Majestad el Rey, había solicitado que no les molestaran, pero no hizo caso alguno.

El Monarca miró al hombre de ropas verdes, este parecía alterado, asustado en realidad y también bastante preocupado. Entonces cayó en cuenta que el eunuco Kim, era el jefe de la comitiva que cuidaba de MinTae.

An Arrogant Prince [2min] Where stories live. Discover now