Si pudiera ir atrás en el tiempo

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- ¡LISA! CÁLMATE - escuché a Kaia gritar. 

- ¡RYDER! - grité avanzando por todo el pasillo.

- ¡LISA! - la castaña se puso delante de mí. - Por favor, cálmate. 

Tomé a Kaia de la chaqueta, apretujándola contra mí - ¡VOY A MATARLA!.

La castaña tragó en seco haciéndose a un lado mientras yo pasaba como un miura escaleras arriba.

- Estoy buscando a Roseanne Park - dije a la enfermera de recepción.

- La señorita Park se acaba de marchar con su familia.

- ¡MIERDA! - grité enfadada.

- ¿Puedes explicarme qué demonios está pasando? - Kaia sujetó mi rostro haciéndome centrarme. - ¡HABLA!

Flashback

- Vamos... ¿puedes parar? Harás un agujero en el maldito suelo.

- ¿Y qué esperas? No tengo la menor idea de qué hacer.

- Solo escríbele el maldito mensaje y dile que quieres verla. Por favor, Lisa. Noe s tan difícil.

Miré a Kaia con indecisión sujetando el teléfono entre mis manos. ¿Qué se suponía que le diría?. Sí, teníamos una conversación pendiente, y sí, a Kaia se le había ocurrido la espectacular idea de conquistar a Rosé. Y, madre mía... eso se sentía como estar en el borde de un maldito acantilado. Tratando una y otra vez de saltar a un precipicio donde abajo, una muy sonriente Rosé me esperaba. Y por supuesto, saltaría... saltaría mil veces, aunque eso significara la muerte. 

Escribí el mensaje no esperando contestación por su parte durante horas, pero mi sorpresa fue que recibí una contestación rápida.

- ¿Ves? Ella también quiere quedar.

- Pero...

- Vamos, dile dónde y eso.

Escribí y confirmé con Rosé que quedaríamos en una cafetería cercana al conservatorio.

- Ahora, ve a prepararte inmediatamente, y no me hagas perder la paciencia. Reí ante el humor de Kaia y me dediqué a prepararme y a elegir entre miles de modelos de ropa, los más acertados.

Y había llegado allí, con el corazón a mil por hora, simulando estabilidad que no sentía, dispuesta a recuperar al amor de mi vida, con todas mis armas. Pero al entrar en aquella cafetería y simplemente verla a distancia yo había sonreído como una tonta, y pronto, toda la estrategia que había practicado con Kaia se habían ido al traste.

- ¡MAMI! - gritó mi sobrina poniéndose de pie en el asiento.

- Hola mi saquito de huesos. - dije dejando un beso sobre su pequeña cabeza, abrazándola con fuerza. - Hola, Rosé - le sonreí tímidamente y dejé un beso sobre su mejilla. 

Diablos... se veía tan hermosa, tan perfecta ahí frente a mí. Pensé en las innumerables veces en las que la tuve así, sentada frente a mí, con esa expresión y esa sonrisa... Era como si el pasado se hiciera presente, recordándome que una vez fuimos así de felices, que una vez estuvimos así de cerca y entonces... la jodimos.

- ¿Cómo estás? - pregunté tomando asiento.

- Yo... uh... bien, gracias - ella lucía nerviosa, su semblante ligeramente fruncido.

- ¿Desea algo señorita? - dijo el camarero.

- Un chocolate caliente, como ellas, por favor - atiné a quitarme la ropa notando el silencio que nos invadía a ambas. Un silencio que estaba siendo extraño para mi corazón... era una sensación tan distante... Me negué a darle más vueltas, simplemente la observé tratando de buscar algo qué decir, atribuyéndole nuestro silencio a los acontecimientos pasados - ¿Tienes frío? - ella me observó confusa. - Tu abrigo - señalé

My Problem? YouWhere stories live. Discover now