- Oh... joder... - su gemidos en mi oído eran música. Ella se aferró a mi cintura con sus largas piernas, arañando mi espalda... mientras su boca buscaba mis labios.
Tiré de su cabello castaño y sus profundos ojos chocolate se clavaron en los míos. La observé morder su labio inferior... esos hermosos y carnosos labios, provocándome, demandando más de mí. La embestí una vez más, esta vez más profundamente haciendo que soltara un grito.
- Mierda... Lisa... - gimió esta vez mordiendo mi mandíbula, apretando con su mano derecha mi pecho. Mis embestidas fueron fuertes, pausadas... Ella se sentía tan bien, era absolutamente sensual, sexy y demasiado ardiente. - Joder... estoy... oh mierda... - sonreí burlonamente tirando nuevamente de su cabello para observarla.
Sus gestos, su ceño fruncido, sus labios enrojecidos, el ligero sudor que recorría su sien y se perdía por su cuello, llegando justamente hacia el canalillo entre sus pechos. Era gloriosa... Una embestida más, aún más intensa y profunda nos llevó a ambas al orgasmo... Nuestras respiraciones agitadas se mezclaban con el olor a tabaco y alcohol impregnado en la habitación.
Ella apoyó su frente sobre mi hombro, dibujando círculos en mi espalda... regulando su respiración mientras el tiempo pasaba. - Me gusta quedarme así contigo... - susurró y cerré los ojos.
- Lo sé... - respondí apartándome de ella lentamente. Sus labios atraparon los míos en un beso casto. La observé por un momento, mientras sus dedos acariciaban mi rostro, delineando mis labios y perfilando mi nariz.
- ¿Te quedarás hoy? - preguntó. Sonreí... se veía tan inocente, tan diferente a cómo era cuando teníamos estos encuentros.
- ¿Quieres? - ella asintió. - Entonces me quedaré. - ella sonrió feliz aferrándose a mí.
- Vamos a la cama. - demandó.
- ¿Otra ronda? - reí burlona.
- Idiota... no todo es sexo ¿sabes?.
- Oh.. qué curioso que lo digas tú - ella rio bajito. - Te oí. - solté con una sonrisa haciendo mi camino hacia la cama.
Me tumbé a su lado, abrazándola y dejando suaves caricias en su hombro hasta que nos quedamos dormidas.
A la mañana siguiente desperté con el olor del café recién hecho. Observé a mi alrededor para comprobar que ella no estaba en la cama, sonreí divertida. Me había acostumbrado a esto de alguna manera, aunque al principio me resistí, por evidentes razones.
Me levanté poniéndome mi ropa interior y tomando unos pantalones de pijama del cajón que ella había dejado vacío para mis cosas. Salí de la habitación caminando por el pasillo hacia el gran salón.
- Fumar te matará - le dije arrebatándole el cigarrillo de los labios mientras ella se servía café.
- ¡Hey! Dame eso - trató de tomarlo de mi mano pero lo apagué y lo tiré al fregadero. - Otro estúpido cigarro que me estropeas. ¿Sabes que el de la mañana es el más importante?
- Ya te lo he dicho, te matará - me aferré a su cintura. - Eres demasiado joven para ello, y demasiado hermosa - ella rio divertida.
- Puedo dejarlo cuando quiera.
- Entonces hazlo. - reí ganándome un golpe en el estómago. - ¡Qué violenta! - ella rio.
- No te haces una idea.
Después de desayunar juntas ambas nos duchamos, volviendo a repetir lo de la noche anterior, lo que nos hizo tener que correr para llegar cada una a su puesto de trabajo.
YOU ARE READING
My Problem? You
FanfictionUn regalo inesperado vuelve el mundo de la piloto de fórmula 1, Lalisa Manobal, un verdadero problema. Así que decide buscar ayuda, encontrándola de manera fortuita en una rubia de ojos chocolate que esconde un pequeño secreto. Roseanne Park necesit...