El regalo

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- Uf... Lisa... - la sentí gemir mi nombre mientras no paraba de penetrarla. Aceleré el movimiento de mis caderas para alcanzar el punto máximo también. Ella se apoyó sobre las paredes de ese sucio baño del club en el que la había encontrado, gimiendo aún más alto.

Vagamente recuerdo cómo la conocí, sólo sé que después de llegar a este bar y con cuatro copas más me había girado y había visto a esta linda mujer apoyada en la barra pidiendo más chupitos. Y... tengo que decir que ese delicioso vestido negro, que no dejaba nada a la imaginación, había llamado mi atención más que suficiente como para que me acercara.

Un par de palabras tontas más tarde habíamos terminado justo aquí, follando sin contemplaciones mientras escuchaba cómo quienes querían entrar al baño aporreaban la puerta. Eso parecía excitarla mucho más y vaya que se sentía bien sentirla.

- No pares... - Oh... ni loca iba a parar, yo también estaba recibiendo cierta satisfacción así que...

- Córrete para mí... - susurré en su oído y eso bastó para que sus gritos llenaran el lugar. La sentí tensarse y llegar al orgasmo. Pero yo todavía no lo había hecho así que seguí con el movimiento aferrándome a su cintura y notando cómo mi cuerpo se tensaba para minutos después correrme.

- Uf... - dijo ella volteándose y besando mis labios. Sí... uf... había sido genial. - No sabía que una mujer podía darme tanto placer.

- Oh... eso es porque nunca has conocido a una mujer como yo - sonreí burlona quitándome el preservativo y tirándolo a la papelera.

- Déjame ayudarte cielo. - dijo ella tomando mi miembro de manera más que sugerente y guardándolo dentro de mis bóxer y posteriormente subiendo mis vaqueros y abrochándolos.

Sonreí y besé sus labios - no seas traviesa - le dije mientras apartaba sus manos que volvían a, como quien no quiere la cosa, masajearme por encima del pantalón. Coloqué mis manos sobre sus caderas y bajé su vestido de un leve tirón.

- Mucho mejor.

- ¿Tu crees?

- Te lo arrancaría nuevamente pero creo que hay mucha gente esperando para entrar, si me matan no podré follarte una vez más - dije esto último en su oído y la sentí estremecerse.

Abrí la puerta del baño para encontrarme con mi melliza de brazos cruzados y con un gesto de disgusto en el rostro.

- Te estaba buscando - dijo observando de arriba abajo a mi acompañante.

- Oh... pues me has encontrado.

- ¿Quién es ella? - preguntó la pelirroja.

- Oh... gatita celosa - contestó mi hermana con una sonrisa.

- Es solo mi tonta y enana hermana.

- Melliza, idiota. Vamos - tomó mi brazo arrastrándome lejos de aquella belleza.

- ¿Te veré pronto?

- Por supuesto, sígueme en instagram - sonreí alejándome.

Mi hermana se detuvo en seco observándome. - ¿Qué? Tu no tienes instagram. 

- Oh... es cierto... bueno... ya qué, es tarde - dije encogiéndome de hombros.

- Lalisa Manobal - levantó el dedo amenazante.

- Jisoo Manobal - la imité.

- Ugh... déjalo, no tienes caso. Vámonos, o mañana no te levantarás y tenemos una maldita sesión de entrenamientos.

- Eso no es problema, solo hay que ir a conducir un cochecito. - reí.

- No tiene gracia, papá está muy enfadado contigo - dijo metiéndose en la camioneta.

My Problem? YouWhere stories live. Discover now