Capítulo XVI

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Odio que Emiliano haya involucrado tanto a Madison en nuestras vidas, ahora trabajando en la clínica, y con la excusa de ser enfermera, no se le despega ni un segundo, y la verdad es que, me están carcomiendo los celos.

—¿Quieres que te acompañe y la saco de los cabellos?—suelta mi hermana con ira.

—Sí, digo no—me traiciona el subconsciente, ambas sonreímos—solo son amigos—aclaro intentando convencerme también.

—No me vengas con esa farsa de esposa pacífica, estas deseando sacarle los ojos a esa falsa amiga—dice sin contener su rabia.

—Sé que Emiliano jamás se fijaría en ella, no creo..., no podría—los celos empiezan a abordar mi mente, sacudo levemente la cabeza para sacar esas ideas.

No sería capaz... ¿o sí?

—¿Si sabes que jamás hay que confiar completamente en un hombre? Aunque sea tan perfecto como Emiliano, la carne es débil.

—¡Basta! ahora lo menos que necesito es pensar que mi esposo podría serme infiel—resoplo, ya la idea queda inscrustada en mi cerebro—tengo que enfocarme, Emiliano empezó con la quimioterapia hoy—digo y siento el nudo en el estómago, me miro al espejo y suspiro, trato de disimular las bolsas bajo mis ojos con un poco de corrector. Necesito desesperadamente verme y sentirme bien. No me he arreglado estos últimos días. Demasiada angustia para pensar en mí.

—Te acompañaré igual—dice mi hermana sacándome de mis pensamientos—que vea que no estas sola.

—Bien—respondo resignada, por más que lo intente no lograré evitar que venga conmigo.

Mi teléfono comienza a sonar y se refleja el nombre de Marco en la pantalla lo agarro rápidamente para evitar que Elenna lo vea.

—Debo contestar, podrías colocar a Emi en la silla del auto, voy enseguida.

Sale Elenna de la habitación y contesto.

—Hola Bianca.

—Hola—susurro, aún cuando estoy sola.

—Ya tengo todo listo. Debemos vernos—mi corazón late rápido.

—Necesito unos días más, ya sabes que...

—Lo sé, podemos posponerlo un par de días, pero no debemos dejar que pase mucho tiempo. No quiero que vaya a atreverse a herirlas.

Habla en plural, y debo sujetarme de  la pared para no caerme, pensar en que mi nena caiga en las manos de ese maldito... no podría soportarlo.

—Veamonos el viernes en la cafetería.

—Bien. Nos vemos a las siete de la noche, y Bianca,  por favor cuídate.

Cuelgo, me recuesto contra la pared y trato de respirar con tranquilidad para calmarme.

—¿Todo bien?—grita mi hermana desde el piso de abajo.

—Sí—grito de vuelta y salgo de la habitación.

En el camino a la clínica Elenna me cuenta que se va a dar una segunda oportunidad con Dani, sin secretos. Una noticia buena entre tantas malas, quiero que mi hermanita sea feliz.

Nos topamos con Elle y me da una sonrisa sincera.

—Hoy le dan el alta al doctor—dice con entusiasmo, y suelto un suspiro de alivio.

—Hoy tuvo su primera quimioterapia, ¿eso no será problema? ¿Estará bien?

—Sí, lo que deberá hacer es amarrarlo a la cama, porque seguro que va a querer venir a trabajar. Debe guardar reposo.

Lo que Aprendí de TiWhere stories live. Discover now