Capítulo VI

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Decidí arreglar las cosas con Elenna, no me gusto que se fuese aquel día con esa mala impresión, jamás se me pasaría por la mente que ella pudiese involucrarse con Emiliano, sé que mi hermana nunca me traicionaría y menos a ese nivel, lo que sí, es que aún me parece extraña toda esa pelea de los dos, ¿Por qué motivo discutirían tan fuerte? Será una de las cosas que trataré de sacarle cuando venga a comer con nosotros hoy en la tarde, por suerte, Emiliano decidió pedirse el día de hoy, ya que ayer no pudo disfrutar de su último día de vacaciones. Ha estado muy pensativo, trato de no armarme ideas locas en la cabeza, pero me resulta imposible, por más que evito pensar en ello, mi cerebro se encarga de crear infinidades de teorías, todas malas por supuesto.

<<Ya no te ama y no sabe cómo decírtelo>>

<<Tiene a otra mujer, y nos ama a las dos>>

<<Tiene a otra mujer, y la ama a ella>>

<<Tiene una vida paralela con otra esposa y esta tan colapsado que ahora sufre de la tensión>>

<<Está muriendo>>

Suspiro profundo y sacudo la cabeza para apartar esas ideas absurdas de mi mente.

Voy al jardín y esta Emiliano jugando con Emille, los observo de lejos, jamás pensé que ese hombre que, una vez me propuso ser su amiga con derechos se terminaría convirtiendo en el padre de mi hija.

Me hace tan feliz, que me da miedo.

Me voy acercando y lo escucho hablarle, ahora veo que no soy la única loca de la familia.

—Espero que seas más obediente que tu mamá—le dice mientras que la coloca en la arena, y Emi arruga la cara, no le gusta mucho la sensación de la arena en sus piecitos.

—¿Qué le andas diciendo a mi hija?—le susurro al oído y luego me siento a su lado.

—Solo que se porte bien—dice con una sonrisa traviesa en los labios—y que tiene prohibido tener novio.

—Ya le estás haciendo el lavado de cerebro, ella tendrá novio asúmelo, papá celoso.

—Ya veremos si hay algún valiente que se atreva a acercársele a mi hija—su seriedad me sorprende y me hace reír.

—Veremos.

—¿Dónde está la princesa de la casa?—se anuncia Elenna y los dos volteamos a verla—pero que tiernos, ¿es momento familiar?—se burla y le saco el dedo del medio—esos modales son lo que le enseñas a tu hija.

—Compórtate Bianca, no me hagas subir a darte unas nalgadas—suelta Emiliano con total elocuencia y siento como las mejillas me arden de vergüenza.

Elenna suelta a reír a carcajadas.

—Sí cuñado, creo que debes reprenderla a ver si así aprende modales—le sigue el juego a Emiliano, y es como si la discusión del otro día nunca hubiese pasado.

Emiliano se levanta y le pasa a Emi, luego se acerca a mí y en un movimiento me carga sobre su hombro.

—Cuida a la pequeña, iré a castigar a la mamá—Elenna asiente tratando de mantenerse seria y yo comienzo a patalear.

—¡Emiliano compórtate! —chillo mientras intento bajarme, entonces me da una nalgada por debajo del vestido y siento como la piel me queda picando.

—Mejor entremos Emi, tus papás ya se pusieron calientes—dice entre risas y entra a la casa.

Emiliano me baja lentamente y me aprieta contra su cuerpo.

Lo que Aprendí de TiOnde as histórias ganham vida. Descobre agora