Capítulo X

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Cruzo la habitación en dos largos pasos y me arrojo a sus brazos. Me presiona contra su pecho, no dice nada, y yo tampoco. Solo me aferro a él con fuerza mientras mi cuerpo tiembla de manera involuntaria.

Todo y nada tiene sentido.

La vida no puede ensañarse de esta manera con una persona. Ella no puede tomar la decisión de quitármelo, de apartarme del único amor real y tangible que he tenido, al único hombre que he amado.
El destino no puede ser tan cruel y sadico, ¿Qué es lo que quieres de mí? No puedes ponerlo en mi camino, y darme una provada de lo maravillosa que puede ser mi existencia a su lado, solo para que  después y solo después de que lo tengo clavado en mi piel y en mi corazón, permitiéndome amarlo con tanta intensidad que duele, decidas de la manera más perversa arrebarlo de mi lado.

¿Ahora como podré vivir sin él?

—Ey—susurra a mi oído—saldré de esta, no estés triste.

Siento el corazón comprimirse dentro de mi pecho, saco fuerzas de lo más profundo de mi ser y así  focalizar todas mis energías en poder proyectar mi voz.

—¿Te vas a curar cierto?—suelto en un casi imperceptible hilo de voz.

—Claro que me voy a curar, ¿Acaso no soy el mejor doctor que has conocido?—bromea y aparta un mechón de mi cara, toma mi mentón y me hace mirarlo— ¿Crees poder librarte de mí tan fácilmente?

Sus labios forman una leve curvatura dejando ver una sonrisa, pero esta no llega a sus ojos, solo intenta tranquilizarme, y eso me preocupa todavía más.

—Por favor no me mientas—se quiebra mi voz, y respiro profundo antes de volver a hablar—debes decirme que tan malo es, necesito saber cuales son tus probabilidades.

Suspira profundo y Emi comienza a moverse inquieta en sus brazos. Tiene hambre.
Extiendo los brazos y la tomo, me siento mientras coloco a Emi en mi pecho.

—No te mentiré Bianca—se coloca frente a mí —no he comenzado ningún tratamiento, debo evaluar con mi oncologo si debemos aplicar quimio o radiación.

La severidad de sus palabras me asustan.

—¿Hace cuanto lo sabes?

—Bastante—se limita a contestar, lo que me hace sentir desconsolada y furiosa a la vez.

—¿Por qué?

—Era lo mejor, lo tenía bajo control Bianca.

—Creo que se te subió el título a la cabeza Emiliano, no eres Dios ni mucho menos inmortal—suelto con rabia y frustración —¿Acaso crees que el cáncer va a esperar por ti? ¿Como si tú mandaras?

—Ya dije que sé lo que hago—responde molesto.

—No lo sabes—grito—eres un egoísta, como se te ocurre poner tu vida en riesgo.

—¡Bianca, Basta! Tuve mis razones y no tengo porque explicártelas, es mi vida.

—¡Sí es tu vida, pero si te mueres vas a acabar con la mía!—grito, Emille comienza a llorar, igual que yo, aunque yo ya estaba llorando.

—Nena—se arrodilla frente a mí y limpia mis lágrimas—no las voy a dejar, te prometo que me voy a recuperar.

Tocan a la puerta y entra Elle.

Termino de limpiar las lágrimas que corren por mis mejillas. Elle evita hacer contacto conmigo.

—Doctor siento interrumpir, su padre volvio a llamar, insiste en que necesita su confirmación por la fiesta de recaudación de mañana en la noche.

Lo que Aprendí de TiWhere stories live. Discover now