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CAPÍTULO SIETE

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CAPÍTULO SIETE

DEJA QUE EL TIEMPO AYUDE






















La joven Alyssa se encontraba sentada en la sala del departamento del gran brujo de Brooklyn reproduciendo una y otra vez el momento en que Alec le arrancaba el corazón a su madre por culpa del demonio. Fue avisada por su hermana antes de que se fuera del Instituto con Simon y poder asimilar lo sucedido.

Lo que le dolía a la pecosa era que justamente Alec no le contó, que su Jirafa no fue quien le explico lo sucedido en el Instituto; le dolía que no fuera capaz de llamarle, pero se trataba de que él no sabía qué decirle. No se atrevía a verla.

El mayor de los hermanos Lightwood estaba en la azotea del Instituto, lanzando flechas al aire por bastante tiempo, estando ignorando los mensajes y llamadas de su novia por el miedo de verla. Entendía lo que quería decir Clary en ese momento, tal vez la bruja estuviera enojada con su madre, pero jamás la hubiera querido muerta por lo que le hizo; ella no era así a pesar de todo.

Pero Alec cargaba con la imagen en su mente de cómo podría estar en el rostro de Alyssa cuando se enteró gracias a su melliza.

Continuando con su trabajo e intentar sacar lo que podría ser el dolor en la pecosa, en una vuelta ve a su parabatai, que solo lo observaba. Tanto Jace como Izzy notaban ese dolor y culpa en su hermano.

—Muévete —ordena el azabache, sin dejar de tensar su arco—

—¿Hace cuánto que estás aquí? —preguntó Jace, en un tono tranquilo—

—Estoy glamurizado. Nadie puede verme 

—No puedes castigarte

—No lo hago —mintió—

—Entonces, ¿por qué no respondes las llamadas de Alyssa? —el azabache se queda en silencio— Soy tu parabatai. Sé por lo que estás pasando. Lo que le pasó con Jocelyn fue el demonio, no tú

Tensando su quijada, el agarre de Alec en su arco tembló —Quítate

Jace levantó sus manos en forma de paz —Oye. Estoy de tu lado. ¿Recuerdas? —Alec bajó el arco, respirando profundo— Vamos. Vuelve adentro

—Es el último lugar en el cual quiero estar —dando media vuelta, se aleja del rubio caminando a la otra punta del lugar—

—Alec, Valentine tiene la Espada-Alma. Mató a los Hermanos Silenciosos. Necesitamos los soldados...

—No finjas que no pasó —exclamó, encarando a Jace y este viera su rostro— No puede salvarte de Valentine... ni de la Ciudad de Huesos. Yo... —cerró los ojos, recobrando el control en sus emociones, suspiró tomando aire lentamente— Es la madre de Alyssa. Mate a la madre de mi novia... No sé si me perdone

𝐌𝐀𝐆𝐈𝐂 | Alec LightwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora