Capítulo extra 1

43 7 1
                                    

Pov Samuel

Tardé cerca de tres minutos en notarlo, pero al menos lo noté. Clavel tenía su vista en el televisor y sus pensamientos en otra parte. Puse suavemente mi mano en su hombro y ella dirigió su vista a mí algo desubicada.

—¿Qué sucede Clae? —cuestione preocupado— ¿Te inquieta algo?

—A veces pienso que sino nos hubiéramos conocido tú estarías de nuevo con Narciso. Me siento un mal tercio, un obstáculo en vuestro camino.

—No es así cariño. —dije serio— Es cierto que extrañaba a Narciso, pero ya nuestros caminos se habían separado demasiado. Nos quedamos queriéndonos como amigos. Honestamente esperaba encontrar a alguien más, y me alegra que ese alguien resultarás ser tú. Ante mis ojos eres la mejor chica del mundo; algo maldita, si, aunque así te quiero y mucho. No te cambiaría por nadie Clavel, ni siquiera por Narciso. Créeme, aunque Narciso hubiera vuelto antes de que tú llegarás seguiríamos separados. No sientas que sobras porque no es así.

Clavel asintió un tanto sorprendida y me regaló una sonrisa junto a un beso. Le correspondí gustoso y le acaricié una mejilla con la mano izquierda, mientras con la otra la mantenía en su espalda para que estuviera cerca de mí.

Estaba tan concentrado en demostrarle mi cariño que di un brinco al oír varios toques en la puerta me alejé como si hubiera hecho algo malo. Clavel se río sin disimulo, se levantó y fue a la puerta. Luego de pocos segundos volvió y se sentó a mi lado muy cercana a mí.

—Alguien se equivocó de casa. —informó Clavel— Gracias por escogerme. Me siento halagada. Osea, sé que soy demasiado buena para no ser escogida.

Revolee mis ojos por su comentario y mi novia pellizco mi nariz.

—Me alegra haberte conocido y que te robarás mi corazón sin haberlo escogido. Tú eres el chico correcto para mí, Samuel.

Entrecerre mis ojos viéndola con desconfianza por su dulcura y crucé mis brazos.

—¿Qué quieres que te compre? —cuestione serio

—Nada amor, nada. Solo trato de darte más cariño para que nunca me dejés y me sigas escogiendo a diario.

—Yo siempre te escojo, incluso malumorada o gruñona.

—¡¿Cómo?!

Metí la pata. Mejor mentalizarme para sus reproches e ir preparando mi disculpa.

Tírame mi balónOnde as histórias ganham vida. Descobre agora