Capítulo 28

42 10 9
                                    

Una semana. Estuve todo ese tiempo sin saber de Clavel. Había entrenado todos los días en aquel parque. Gané otro partido, mejoré como futbolista y obtuve varias propuestas muy buenas.

Sin embargo mi mente se concentraba en otra cosa. Sí, en ella.

Pateé fuertemente mi balón a la portería y cuando iba a buscarla sentí una mano sobre mi hombro. Giré mi rostro y vi a mi hermana mascando chicle justo a mi lado.

—Te esperan al lado de un árbol. Yo busco tu balón.

—Vale —murmuré pensativo—. ¿Cuál árbol?

Argelia me dio una mirada cargada de obviedad y automáticamente giré mi vista a donde siempre Clavel iba a leer. Allí estaba ella sentada en la hierba leyendo, justo como lo hacía cuando la vi por primera vez. Inmediatamente corrí a aquel árbol y me senté en el suelo algo nervioso.

—¿Me llamaste? —indagué acercándome un poco.

—¿Alguna vez has querido estar enojado con alguien, pero no has podido? —cuestionó Clavel sin desviar la vista de su libro.

—Sí, con Argelia —mencioné pensativo—. Esa niña siempre se sale con la suya.

—Quisiera enojarme contigo —dijo Clavel y tras cerrar su libro giró su cuerpo quedando de frente a mí—. Me has llamado rara. No soy rara, tú eres raro. Lo peor es que no te odio. Tampoco estoy enojada contigo, sino conmigo misma.

—¿Por qué estás enojada contigo? —pregunté analizando todo lo escuchado.

—Cosas mías —murmuró y suspiró.

—¿Entonces estamos en paz? —interrogue y ella solo se me quedó mirando.

Mejor dicho, nos quedamos mirándonos a los ojos un rato hasta que Clavel aparto la vista resoplo cambiando a su cara de amargada.

—Lo que sea —respondió indiferente.

Eso era un si, dicho a su manera.

Tírame mi balónWhere stories live. Discover now