Capítulo 34 (I)

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Recuerdo que estaba feliz. Mi hermana me molestaba todo el rato con el hecho de que besé a Clavel y a mí no me importaba, ni siquiera me daba vergüenza admitirlo. La pequeña Argelia pareció notarlo y simplemente me sonrió yéndose inventando que tenía cosas por hacer. Sin embargo era una adolescente, seguramente no hacía mucho y usaba aquello como excusa.

—Hola —saludó Clavel y se sentó a mi lado en el césped. Después me dio una caja envuelta en papel de regalo—. Lo prometido es deuda, aquí está tu regalo. Ábrelo después.

Cogí el presente y lo puse a mi lado para verla. Pensé que no volvería a hablarme, pero ahí estaba junto a mí desviando su vista asia el cielo templado.

—Esa nube tiene forma de guitarra eléctrica —comentó ella señalando una nube.

—¿De verás? —cuestioné entrecerrando los ojos. Yo no le veía forma de nada, solo de algodón de azúcar—. Si tú lo dices.

—Deberías dejar de confiar en lo que sea que te diga —indicó seria.

—¿Por qué? ¿Me escondes algo? —indagué divertido.

—Sí —afirmó Clavel y rodó un mechón de su pelo detrás de su oreja—. Escondo el hecho de que me gustes.

¿¡Qué!? No lo creía. ¿Escuche bien?

Estaba boquiabierto. Ella tomó mi mano y sonrió dándome una pequeña mirada, después volvió a mirar al cielo.

—Quiero preguntarte algo.

Asentí al no encontrar las palabras adecuadas para decir. Luego sentí que su mano apretaba fuertemente la mia hasta el punto en donde me empezaba a encajar sus uñas en la piel.

—¿De verdad me has creído?

—¿Perdona? —cuestione confuso.

—¿Me creíste cuando dije que quería una tregua? Ojalá no lo hicieras porque en realidad quería matarte. ¿Creíste al ofrecerte mi amistad? Yo solo quería conocerte para odiarte. Sinceramente... Tú no puedes gustarme.

—¿Qué dices? —inquirí sorprendido. Para mí eso era algo inesperado.

—Tú sabes lo que digo —expresó seria—. ¿Por qué tienes que ser tan buena gente? Ahora me agradas. Yo no quería que me agradarás.

Comprendí nada de sus palabras, por ello solo la veía raro. Clavel me abrazó y yo simplemente le devolví el abrazo por instinto.

—Perdón y gracias —susurró Clavel—. Espero que nos volvamos a ver en el futuro, en otras circunstancias y con otros motivos. Porque todo este tiempo mi objetivo fue vengarme.

Tírame mi balónWhere stories live. Discover now