Capítulo 33: Está en el pasado esta noche.

1.3K 103 19
                                    

ACLARACIÓN: por obvias razones, este capítulo es narrado el día que Phoebe desapareció.

La advertencia de contenido se encuentra desde el inicio de la historia, pero considero importante avisar que este capítulo habla sobre violación, feminicidio, acoso y asesinato de una manera explicita. Son temas sumamente delicados que, si no te sientes liste para leer, te recomiendo que pases al siguiente capítulo. 

Phoebe.

No puedo dormirme. 

Le he dado mil vueltas a la cama, incluso Pollito y Gus Gus se bajaron porque los desespere.

Creo que a lo mucho he dormido una hora. 

No puedo dejar de pensar en Holden, necesito verlo y saber que está bien.

Reviso la hora en mi celular, son las cuatro treinta de la mañana.

Si me levanto justo ahora, puedo ir a correr para pensar con claridad, regresar y bañarme a tiempo para poder llegar con más de una hora de anticipación.

Me pongo de pie haciendo el menor ruido posible porque April me regañará si se entera de que estoy a estas horas corriendo. Solo me pongo ropa deportiva y amarro mi cabello en una coleta.

Tomo la correa de Gus Gus dispuesta a llevarlo conmigo, pero al verlo dormir tan placidamente no puedo hacerlo.

—No tienes la culpa de que tu dueña sea una loca madrugadora con ansiedad, ¿verdad?—digo dejando un beso en su cabeza.

En la cocina decido escribirle una nota a April para disculparme porque creo que se me paso un poco la mano en la noche. Sí, desearía que hubiera estado ahí para mí, pero tampoco es como que algo hubiera cambiado.

Como no sé si llegare a tiempo para evitar que Gus Gus orine toda la casa, decido también pedírselo.

Suspiro y con solo mi celular en la mano, me adentro al bosque.

Estiro un poco en cierto lugar, de nuevo la sensación de que alguien me observa que ha estado presente cuando me siento abrumada me inquieta, pero decido solo ignorarla.

Correr en verdad me ayuda para pensar con claridad. Holden va a estar bien, iremos al baile juntos, ambos seremos aceptados en la universidad que elegimos, tendremos una relación a distancia por unos años, visitándonos de vez en cuando porque tampoco estaremos muy lejos. Y, después, dejaremos a la suerte el sitio en el que viviremos, trabajaremos y tendremos a nuestros hijos para luego ignorarlos al irnos de caravana por el país.

Debo aferrarme esa idea, porque la otra alternativa es que él se muera y yo... Yo no sabría como levantarme de de un golpe así. No creo poder hacerlo.

Voy tan perdida en mis pensamientos que me doy cuenta de que no le sonreí al vagabundo hasta que ya lo he pasado. Me planteo regresarme, pero no tiene caso. Quizá ni siquiera está despierto por lo temprano que es.

Decido tomar la ruta fácil para tampoco entretenerme tanto en esto. Quiero tomar el primer autobús para estar en la sala de espera en caso de que un doctor sea amable y nos deje pasar antes.

De repente, escucho pisadas atrás de mí, no sería la primera vez que me topo con un conejo o una ardilla, pero esto suena mucho más pesado.

Volteo sin detener mi marcha y me sorprendo enormemente al ver a Tayler con el terror plasmado en su rostro.

—¡Siga corriendo, vamos!—ordena lanzando miradas ocasionales hacia atrás.

No sé qué carajos está pasando. Sin embargo, lo obedezco acelerando mi ritmo lo más que puedo hasta una zona del bosque que es sumamente difícil de encontrar, pues casi parece oculta tras muchos árboles.

¿Y nuestro final feliz?Där berättelser lever. Upptäck nu