Capítulo 3: No puedo concentrarme ahora.

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Holden.

Los entrenamientos cada día se me están haciendo más pesados. Estoy acostumbrado al ejercicio porque desde niño he estado haciendo esfuerzos, pero Connor me va a volver loco.

Aunque entiendo que su "lealtad" este con su amiga y no precisamente conmigo, porque después de todo, ante la escuela, yo fui el que le rompió el corazón a Isabella.

Pero creo que debería aprender a separar sus estúpidos dramas escolares con el equipo de hockey y que el entrenador debería quitarle tanto poder que tiene sobre nosotros. 

El entrenador es bueno, nos enseñó las cosas básicas a todos y ahora se dedica a hablarnos porque ya no puede gritar, ya que es algo viejo y se lastimó la garganta.

Así que cuando no logramos escucharlo, Connor nos repite a gritos las indicaciones, pero le agrega su tono de superioridad. Además, el entrenador falta frecuentemente y lo deja a él como remplazo.

Connor solía llevarse bien conmigo, era amable y toda esa mierda, pero ahora me exige el doble que al resto del equipo y cuando no me importó ser un soplón para quejarme con el entrenador por el mal liderazgo de Connor, este se encogió de hombros y me respondió "Connor es el hombre" antes de darle otro mordiszo a su barra de granola.

Cuando ya me he duchado, siento los brazos totalmente adoloridos al igual que el abdomen por tanto ejercicio que tuve que hacer hoy.

Connor da un aplauso para llamar la atención de todos, porque ya sabes, somos perros y es la única manera de que todos lo escuchemos, no es como que pudiera hablar y pedir algo de silencio de nuestra parte.

—Lo han hecho bien el día de hoy, pero no es suficiente. Si queremos ganar el siguiente juego, necesito que mejoren su resistencia, no es posible que se cansen tan rápido... Holden, estoy hablando, pon atención.

Ruedo los ojos sin dejar de abrocharme las agujetas porque tengo prisa como para perder más tiempo en los vestidores, especialmente si es escuchando su patético intento de discurso motivacional.

—¿Qué te asegura que no te estoy escuchando?

—Ni siquiera me estás viendo.—responde con evidente irritación.

—Wow Connor, eres todo un geniecillo, deberías publicar tus grandes hallazgos de que ahora necesitas la vista para oír a una persona, en verdad que eres brillante.

Justin a mi lado suelta una risita antes de disimularla de una pésima manera con una tos.

Todo para no enojar a nuestro querido capitán.

—Si me sigues hablando de esta manera, no creo que vayas a estar en el juego del próximo jueves.

Su amenaza me hace reír, me pongo de pie y coloco la mochila en el hombro con lentitud solo para terminar con su paciencia antes de responderle.

—Sácame del juego. Aunque tú y yo sabemos que si lo que quieres es ganar, no me podrás dejar en la banca, después de todo no me has conseguido un suplente ¿Cierto, Connorcito?—respondo mientras paso a su lado y le doy unos golpecitos en el hombro.

Tanto él como el resto del equipo saben que estoy en lo correcto. Soy el único portero aquí y por mucho que ha intentado probar con algún otro compañero, ninguno lo hace lo suficiente bien, son muy lentos y sus reflejos no son tan buenos.

—La mascota del equipo ya se enojó.—comenta Bill con burla y algunos se ríen.

Y es que la mascota del instituto es un estúpido toro, pero él no parece saber la diferencia con una maldita vaca.

¿Y nuestro final feliz?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora