Capítulo 14: Estoy cayendo otra vez.

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Phoebe.

Voy a desmayarme si no me siento en cualquier momento.

Dios, toda mi vida he sido deportista, de una cosa o de otra, pero justo ahora parece que el último año me la pasé tendida en el sofá comiendo golosinas.

Me duele absolutamente todo el cuerpo. Lo positivo es que es el último entrenamiento de la semana.

Me inclino apoyándome de mis rodillas para tomar un poco de aire. Al exhalar, se forman un humo blanco, debido al frío.

Anne llega a mi lado igual de cansada que yo y también se esfuerza en respirar.

—Eso es todo por hoy chicas. Descansen, dúchense y nos vemos la próxima semana.—se despide la entrenadora Davis.

Al pasar me da un apretón en el hombro, es lo único que hace desde el entrenamiento pasado que me diferencia del resto, al menos ha cumplido su palabra.

Tomo mi botella de agua y bebo poco a poco. No voy a mentir al decir que no me parece un tanto desagradable el hecho de que Anne y yo somos las únicas que parece que morirán en cualquier momento. Las otras lucen cansadas, pero bastante tranquilas.

La costumbre, supongo.

—No sabía que tuvieras tu equipo personal de porristas.—comenta Anne, entre respiros y rio ante su comentario.

—Les pago lo suficiente.—respondo guiñándole un ojo.

Me acerco a las gradas y me dejó caer a lado de Maddie, para luego recostarme sobre sus piernas.

—Estás sudada.—dice con una mueca de desagrado.

—Wow Madison, y yo que creí que lo que escurría por su rostro era su lluvia personal.—comenta Holden, que está a mi otro lado, ganádose una mala mirada.

—Aprecio mucho que estén aquí, y tus porras Maddie... Pero, ¿por qué?

Nos despedimos en el salón de clases, llegaron a mitad de mi entrenamiento con una bolsa de papitas cada uno. Maddie me estuvo animando y Holden sonreía cada vez que volteaba a verlo.

Me incorporo y le robo a Holden su bolsa de papitas.

—Yo fui básicamente obligado.

—¿En serio? Porque yo no lo recuerdo así.

—¿Cómo lo recuerdas?—pregunto a Maddie con la boca llena.

—Me recuerdo a mí preguntándole a Holden si quería hacer algo hoy y a él preguntándome quien va a ir. Tras decirle que te invitaría a ti, estaba asintiendo.

Lo miro a él, esperando que lo niegue, pero solo le resta importancia encogiendo los hombros.

Creo que yo también le gusto.

Quizá porque aún no sabe todo.

En definitiva, él me gusta a mí.

Ahora la cosa es, ¿alguno hará algo al respecto?

—¿Saliste de tu escondite de aire acondicionado?

—Solo para verte, mi linda amiga.—asegura asintiendo.

Amiga. Sin poder evitarlo, una gran sonrisa me cubre el rostro.

¿Y qué he hecho para merecer esa amistad? Nada, nunca hago nada.

—O, porque el conserje nos corrió para poder limpiar el salón.

—Eres un aguafiestas, Holden. Pudimos haber ido a la biblioteca.

¿Y nuestro final feliz?Where stories live. Discover now