El marín estrella

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Jodidamente presta atención a las advertencias, muñeca.

Realmente iba a hacer esto.

Diablos.

Karla aún no podía creer que había pasado dos fines de semana completos pidiéndole —rogando— a uno de sus amigos más antiguos que le presentará a alguien más.

Aún pasaba por su cabeza como su madre había sonreído cuando le avisó con quién planeaba salir y que no la esperara para dormir.

Era casi repulsivo que su madre creyera que ella iba a pasar la noche con dicho muchacho.

¡Dios Santo! —pensó—. Sería como acostarme con uno de mis primos, incómodo y repulsivo.

No veía a José de tal forma y jamás lo haría, el problema no es que fuera su personalidad o su persona, el problema es que se conocían tan bien que el término género se hizo difuso en algún momento que habían situaciones en los que ella olvidaba que él era un hombre y viceversa.

Y ahora ella se haya a frente a él, con un cuasi puchero y sus manos juntas mientras lo mecía, o al menos lo intentaba.

—Juro que no voy a hacer nada estúpido. —su voz salió casi con frustración al ver la negativa en su amigo.

—No son la clase de hombre que necesitas, luego será incómodo.

Por amor a todos los santos, busco sexo no boda.

—Prometo portarme bien.

Lo vió rodar los ojos antes de murmurar:

—Sí, claro.

—Te lo pido, sabes que nunca pido nada, pero por esta vez, solo esta vez. —se aferró al amplió brazo de José.

Él la miró detenidamente unos minutos y luego suspiró.

—Te arrastraré a mi casa si haces el ridículo, no me hagas hablar de la vez en...

La mano de Karla subió a cubrir la boca de José, con el rostro enrojecido y los ojos bien abiertos.

—Entonces no hables de ello —lo fulminó con la mirada—, carajo, eso sí es jugar sucio, José.

—Pues ya lo sabes.

—©—

Brincó sobre sus nuevos tacones verdes mientras el frío de la noche se colaba por las aberturas de su vestuario.

—Dije que trajeras algo más. —gruñó José apunto que retirarse la chaqueta cuando ella lo detuvo.

—No iba con mi ropa, y ni se te ocurra darme tu chaqueta, te la pediré si la necesito y lo último que quiero es que piensen que voy contigo.

Él arqueó una ceja, soltando una sonrisa ladeada.

—Karls, vas conmigo.

—Sí, pero no contigo. —meneó la cabeza y él rió.

—Vale, loca.

Dame una noche más [+18]Where stories live. Discover now