Yo mando

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Maldita dominancia...

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—Estás perdiendo tiempo. —intervengo en la reunión.

—Nina... —el tono de advertencia de Ilenko me jode.

—Solo deben asesinarlo, es un idiota chupador de tetas, pregúntenle a la teniente James. —ladeo mi sonrisa ante la fulminante mirada del Vor. —Están jugando al ratón y al gato, dándole posibilidades de incrementar su armamento y jodiéndonos.

»Es el segundo peor ministro de la FEMF. —me recuesto en mi asiento con los brazos cruzados.

—¿Cuál es el primero? —pregunta Boris y sonrío.

—Lo tienes de Vor, cariño.

Noto al hacker reprimir una carcajada y el manotazo que suelta Morgan a la mesa antes de levantarse solo me causa gracia.

—No voy a permitir que me hables así.

—Mentira no es, ¿cuánto duraste como ministro? ¿Cinco minutos? — enarco una ceja y sonrío cuando Ilenko se levanta.

—Nina, ya detente.

—Como digas, Ilenkito. —ruedo los ojos y salgo de la sala mientras Aleska pasa las manos por su rostro sin saber que hacer conmigo.

Conozco muy bien a mi familia —por desgracia— sé de qué pie cojean, y que mano debe ser cortada. Sé los secretos de toda la Bratva y los temores que se empecinan por esconder en sus fachadas de grandeza, sé de nuestras carencias y falencias.

La princesa pasa por mi costado y sonrió cuando me hace una leve reverencia.

También sabía de ella en cuanto su madre pisó el pueblo en el que se ocultaron.

Veo a la mujer del Boss pasar por mi costado y me satisfago sabiendo todos sus defectos.

Todos son débiles aparentando ser fuertes, todos sangran internamente pretendiendo estar sanos.

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Presiono la punta de mi tacón sobre la espalda del hombre se que encuentra a gatas frente a mi.

No emite ni un sonido porque lo tiene prohibido.

Noto sus manos tensarse y aplico más fuerza en mi pisada antes de levantar el pie.

—Mi señora... —murmura alguien tras de mí y giro.

Reconozco la necesidad en su tono con sus manos atadas y colgadas al techo, desnudo, erecto e insignificante.

Le otorgo mi silencio antes de envolver mis dedos en la base de la fusta para luego azotar su cuerpo hasta que se encuentra rojo y sangrante.

Siempre alerta...

Reconozco la sombra que pasa justo enfrente a mi habitación y suspiro alejándome de mis mascotas. La puerta es abierta de par en par y la presencia de Ilenko solo consigue fastidiarme más.

—Déjate de tonterías, Minina. —reconozco su tono, reconozco a mi primo y no al Boss.

—Es Menina, Ilenkito. —le respondo y pateo el abdomen de mi mascota antes de ordenarle que desate al otro y ambos se retiren.

Dame una noche más [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora