My wife [Continuación]

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👀¿Listas? Yo no...

Nicolle:

La veo bajar de la camioneta, con sus jeans ajustados y esa blusa que me confirma la falta de su sujetador.

—¿Puedes respirar un momento? —le pregunto, siguiéndola dentro de nuestro apartamento.

Eso la hace consciente de mi presencia, girándose y besando mis labios sujetándome de las mejillas.

—Discúlpame, mi niña, debo terminar este manuscrito cuanto antes. —vuelve a besar mis labios antes de alejarse con su maletín, adentrándose a nuestro hogar, dejándome la puerta abierta.

Después...

Me digo mentalmente, asintiendo y cerrando la puerta detrás de mi.

Llevo dos semanas tratando de que Victoria se tome un momento para poder darle una linda cena y poder proponerle matrimonio como debe ser, pero cada que lo intento simplemente... No se puede, porque o me llaman del trabajo o la llaman a ella.

Incluso con 5 minutos sería feliz.

Suspiro apretando la cajita en lo profundo del bolsillo de mi saco y gritando una pregunta sobre si desea cenar, a lo que declina diciendo que ha vuelto a intentar el ayuno intermitente.

La médico en mi quiere estamparle la cabeza contra la pared recordándole que el estrés le genera ansiedad y la ansiedad la lleva a la gastritis e intentar el maldito ayuno solo causará que termine con úlceras estomacales pero permanezco en silencio, buscando frutos secos para que coma mientras es absorbida por el portátil frente a ella.

Recojo sus cabellos cobrizos luego de dejar el tazón sobre la mesa y los ato para que no le estorben.

—Gracias, cariño, dame dos horas y seré completamente tuya, ¿Vale?

Es lo que me dice mientras continúa escribiendo.

—Tómate el tiempo que necesites, no me iré de aquí. —le dejo un beso sobre su mejilla, luego de masajear un poco sus tensos hombros.

Una de sus manos aprieta la mía sobre su hombro y me sonríe.

—No sé que haría sin ti, Nicolle.

—Morir probablemente, así que no intentes dejarme. —la amenazo entre bromas y ríe.

•••

Permanezco sentada sobre el sofá con un libro entre mis manos cuando la veo salir con la coleta que le hice deshecha y su irritante costumbre de morder la piel de sus labios de forma maníaca.

—Boca. —mi tono severo hace que los suelte de forma inmediata y se gire hacia mi.

Vaya...

El brillo en sus ojos me dice que soy la presa que salió a buscar y antes de poder siquiera suspirar, está sobre mi, tocándome y besándome.

El efecto colateral de su estrés.

Acuno su rostro con mis manos, mientras soy devorada por su necesidad y me es inevitable gemir cuando sus manos se cuelan por mis panties.

Mi camisón desaparece de la escena más rápido de lo que esperaba y avasalla mis pechos con su boca.

Dejo que me folle en el sofá a su manera y tiro de sus cabellos, notando su intención de marcar la piel de mi cuello.

Dame una noche más [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora