Mi dulce ángel [parte 1]

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No es una temática común o del gusto de todo público por lo que me veo en la obligación de poner esto antes del capítulo.

ADVERTENCIA: Este capítulo contiene sexo sin consentimiento, sometimiento, BDSM, juego de cuchillos, doble penetración forzada y hematolagnia (causar heridas o moretones para infringir placer propio al sentimiento de dominación).

Contiene lenguaje obsceno, burlas a religiones y abuso romantizado.

Proceda con discreción.

—©—

Dozens:

«Tu castigo será la existencia misma y el dolor de dañar todo lo que ames...»

Me burlo de aquella frase estúpida que me dijeron en el infierno tras el veredicto de mi castigo por mis pecados cometidos.

Amar...

Sinceramente no creo que los de mi especie puedan sentir tal cosa, dicen que el amor es un sentimiento digno de los angeles, entonces ¿Porqué un demonio recibiría un castigo como tal?

Ridículos...

La idea ficticia de mi cuerpo con majestuosas alas negras naciendo de mi espalda, no es más que una vil burla.

Camino por las calles de este antiguo pueblo, con esta apariencia que no es mía, con esos cabellos castaños y estos ojos oscuros.

Los milenios pasan y Zwingen sigue riéndose de mi por haber sido el único demonio de rango superior que no a padecido su castigo —es casi insultante—.

Veo las nuevas calles y las nuevas personas, he visto este lugar en su primer apogeo, cuando sus calles quedaron vacías, cuando se volvió un desierto.
Lo he visto resurgir y morir unos muchos cientos de veces, la cantidad de gente que se pasea por las antiguas y nuevas calles.

Los veo continuamente crear caminos sobre tumbas olvidadas y demoler casas, negocios y vidas.

Pero a pesar de tantas diferencias, todo sigue siendo igual... Igual de aburrido.

O eso creí hasta que la vi, jodidamente hipnotizante.

Sus cabellos azabaches cautivaron mi mirada ficticia.

Su cuerpo era la fiel burla a lo que se gustaba actualmente, pero su físico fue lo último que me importó, era su aura...

Transmitía paz y tranquilidad bajo esa capa de rudeza.

Podía divisar fácilmente como era un ángel recién caigo, resguardaba todavía esa esencia de pureza que me pedía a gritos ser corrompida.

Me hice imperceptible ante los ojos humanos y caminé de forma perezosa hasta llegar a su lado.

Sus mejillas sonrojadas destilaban inocencia dulce de romper y pasé mi lengua por mis colmillos imaginando como su cuerpo se retorcería bajo mis manos y mordidas rogando por más.

E hizo algo que me atrapó por completo, sus ojos conectaron con los míos y sonreí notando el premio que había conseguido, a pesar de sus años ella aún conserva la mirada divina.

Dame una noche más [+18]Where stories live. Discover now