Las clases de manejo.

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Pónganse rodilleras, chicas, follar en un coche no es para todo el mundo...

—©—

Nicolle:

La nieve chocando contra mi ventana consigue que ahogue un grito en mi almohada.

No hoy, maldito clima.

—¡Nic, ya llegó Dylan! —el grito de mi mamá consigue sobresaltarme, causando que termine en el suelo.

—¡Ya voy! —le respondo antes de pararme frente al espejo.

•Ropa interior no vergonzosa: check.
•Cabello bien peinado: Check.
•Maquillaje: Check.

Me coloco mis guantes, bufanda y saco negro antes de abrir la puerta de mi cuarto y bajar al encuentro de mi amado vecino.

Dylan y yo somos vecinos desde que tengo ocho años y él, diez. Hemos compartido momentos a través de nuestras ventanas y luego de mi agradecida adolescencia, conseguí que sus ojos se girarán a mi dirección, obteniendo una respuesta afirmativa a mi pedido de clases de manejo.

A dónde nos dirigimos, justo ahora...

No destrocemos nada, por favor.

—Hola, Nickie. —mi apodo estúpido suena maravilloso en su voz y me deleito con los lunares que decoran su rostro.

—Hola, Dy. —extendí una sonrisa en mis labios antes de coger su brazo entre mis manos—. Mamá, Dylan y yo estaremos en el estacionamiento.

—¡Trata de no destruir el coche! —el grito de mamá consigue avergonzarme y él me regala una sonrisa dulce antes de que salgamos de mi casa.

El frío se cuela por mis mejillas cuando dejamos el aire acondicionado y respiro profundo solo para generar vapor que lo mantienen sonriendo.

—¿Estarás bien con toda esta nieve? —pregunta abriéndome la puerta.

Asiento, sentándome en el copiloto y él se asegura de que mi cinturón esté bien colocado antes de cerrar la puerta e ingresar también.

—Podía hacerlo, sabes... —le hago notar y él sacude su mano.

—La precaución contigo nunca está demás.

Es su respuesta y ruedo los ojos.

—©—

El estacionamiento del supermercado es nuestra parada e intercambiamos asientos.

—Empezaremos encendiendo el coche. —dice y asiento concentrada.

Lo intentamos tres veces antes de que realmente lo consiga sin tratar de fundir el motor.

La siguiente hora, me enseña de los cambios y conducimos en círculos por un momento.

Estamos conduciendo...
¿Qué otra cosa buscábamos?

Mordisqueo mi labio inferior hasta que me pide que aparque.

—Eso estuvo muy bien, Nic. —me felicita y dejo ir mi espalda contra el asiento.

Dame una noche más [+18]Where stories live. Discover now