Para mi escritor favorito.

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Ufas ufas ufas...
Lo que les va a encantar este relato.

~©~

«—Bésame, rompe con todo pero bésame».

—Mierda... —suspiré.

—¿Qué sucede, cariño?

Me sobresalté ante su voz.

Había estado tan perdida en el escrito que ni me había percatado de su llegada a la casa.

—El nuevo borrador que tengo que enviarle a la editorial me está sacando canas verdes.

Pasé la mano por mis cabellos y me levanté del mesón para colocar la cafetera.

—¿Puedo verlo? —preguntó mi marido luego de quitarse el saco.

—Puedes —el agradecimiento se reflejaba en mis gestos cansados—, gracias mi escritor versátil.

Le lancé un beso y se rió negando con la cabeza.

Me deshice del moño en mi cabello y procedí a calentarnos la cena hasta que lo noté.

—¿Matthew? —pregunté girándome hacia él.

El cabello castaño oscuro lo tenía bien peinado y la sensual barba de días que se esmeraba en mantener había sido una de las cosas que me habían arrastrado a seducirlo y a dejarme seducir por mi competencia en el trabajo.

—¿América? —me imitó acomodándose sus gafas para la lectura.

—¿Dónde está nuestro hijo? —pregunté con esperanza de que él no se haya olvidado de recogerlo y se encuentre en la cama dormido.

—¿No te tocaba recogerlo? —respondió con una pregunta y quise lanzarme por una ventana.

—¡Matthew! —chillé y soltó una carcajada divertido.

Maldito hombre hermoso, no me distraigas.

—Está en casa de tu madre, ella se ha ofrecido a cuidarlo con el fin de que nos "divirtamos".

Hizo las comillas con sus dedos y me relajé ante la información brindada.

Cogí un pan que tenía cerca y se lo aventé, dándome cuenta que estuvo jugando conmigo mientras yo pensaba en mi hijo sentado en la guardería esperando por nosotros.

—¿Acabas de golpearme con un pan? —se giró hacia mi y me encogí de hombros.

—Casi muero de los nervios mientras tú jugabas.

Mi escritor inglés se levantó de mi asiento con elegancia, mientras desabotonaba las mangas de su camisa.

Oh dios de la sensualidad, ayúdame.

Me quedé idiotizada —porque no hay otra palabra que pueda definir cómo me encontraba— por su mirada mientras se acercaba a mi.

—He descubierto tu sucia intención. —dijo descolocándome y me sobresalté ante el timbre del horno.

—No hay sucias intenciones, solo te lancé un pan, no romantices todo lo que hago. —le saqué la lengua y me giré buscando platos para servir la cena.

Dame una noche más [+18]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz