¿Y nuestro final feliz?

Capítulo 24: Solo para tus ojos te enseñaré mi corazón.

- -Ellos no querían ser mis padres, pero tampoco querían que nadie más lo fuera.

Sin poder contenerme más, me estiro lo suficiente para atraerla a un abrazo, permitiendo que suelte un poco ese dolor.

—Lo siento, Pheebs.—susurro dejando un beso en su sien.

El abrazo no dura lo que me gustaría porque se aparta para poder seguir hablando.

—Todo fue más o menos lo mismo hasta que cumplí diez. Cabe aclarar que tampoco tenía amigas en el colegio porque ellas decían que yo era muy fea y rara. Me gritaban que me parecía a la muñeca esa de la película de terror... Annabelle, y que en cualquier momento comenzaría a portarme extraño. Cuando intentaba acercarme a cualquiera de ellas, corrían gritando y riendo.

—Mocosas estúpidas.—siseo con coraje, lo que hace que una pequeña y casi imperceptible sonrisa se coloque en sus labios.

—En su defensa, mi abuela no aceptaba hacerme otro peinado que no fueran las dos trencitas.

—Siguen siendo mocosas estúpidas.

—La cosa es que, al no tener amigas, mi abuelo me enseñó a refugiarme en el arte. Yo pasaba mis descansos dibujando a las personas o cualquier cosa que se me viniera a la cabeza. Tengo que decir que desde esa edad ya era bastante buena. La escuela organizó un concurso y yo gané el primer premio —sonríe con tristeza—. Además de un trofeo, el premio era que exhibirían mis dibujos frente a todos los padres. Durante todo ese tiempo, yo hacía cualquier cosa por agradar a April y Peter, porque me dejaran llamarlos mamá y papá. Creí que al ver que su hija era buena en algo, ya no les daría vergüenza presentarme como tal con sus amigos. Pero ni siquiera llegaron a mi exhibición.

- -Eso hizo que mis abuelos se pusieran realmente furiosos porque en ese entonces ellos ni siquiera estudiaban, April era maestra a medio tiempo y Peter un desempleado, pero ya vivían juntos. Cuando me visitaron el fin de semana, presencie la primera de muchas peleas. Tras gritarse por más de una hora con mis abuelos, Peter dijo las palabras que cambiaron y jodieron mi vida:"Pues si tanto les cuesta, nos llevamos a la niña y listo".

—¿Así fue como te separaste de tus abuelos?—inquiero.

—No, los visité a escondidas por muchos años. Ellos intentaron pelear por mí ese día. Yo lloriqueé pidiéndoles que me dejaran con mi Tati y mi Nana, pero April solo me tomo con fuerza del brazo y me jalo escaleras arriba para que hiciera mi maleta —se detiene por unos segundos y tomo su mano en intento de darle apoyo—. Mi abuelo, el hombre más orgulloso del planeta, incluso se arrodilló enfrente de su propio hijo, con lágrimas en los ojos para suplicarles que me dejaran con ellos. Peter solo se burló y me subieron al auto.

- -Así fue como llegue al departamento de mis pesadillas. Las peleas y llantos eran casi diarios... Ocurría algo que yo en ese entonces no entendía muy bien, pero que ahora sí —suspira—. Tras una discusión de las fuertes, Peter salía a la calle, dejando a April llorando desconsolada. Regresaba al cabo de media hora con una mujer que usaba poca ropa, nos la presentaba a nosotras y luego se encerraba en la habitación que compartía con April por al menos dos horas. Cuando yo le preguntaba a April que es lo que hacía allí, ella solo me decía que no me metiera en lo que no me importa y me colocaba películas de princesas a todo volumen mientras se encerraba en el baño a lloriquear como loca.

No necesita explicarme con otras palabras. Creo entender que Peter contrataba prostitutas y se las desfilaba a April y Phoebe por la cara.

—Mark fue el que me explicó que es lo que ocurría en esa habitación unos años después y se burló de mí al hacerlo. Me dijo que era imposible que fuera tan estúpida como para no entenderlo por mi cuenta. Mark tenía una extraña manera de hacerme sentir como una basura y luego como si él no fuera suficiente para mí y eso que aún era casi un niño. Yo no tenía a nadie que me quisiera, así que me refugié en él... Mi psicóloga dice que posiblemente desarrollé dependencia emocional.