73.

7.8K 1.3K 299
                                    

Carter

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Carter.

Acabo de invitar a Aiden a la boda.

En mi defensa, llevo cinco horas intentando dormir y mis ojos están cada vez más abiertos, por lo que algo así estaba destinado a ocurrir. El insomnio y las reflexiones de madrugada son un cóctel peligroso. Debería haber presagiado que, en algún momento, soltaría algo que no tenía planeado decir.

Lo peor es que sé que Aiden está despierto. Si no lo estuviera, sería tan fácil como cerrar la boca, hacer como que no he dicho nada y seguir contando ovejitas. Pero no está durmiendo. Lo sé porque no escucho la respiración uniforme y acompasada propia de la fase REM del sueño. Si tuviera que apostar por algo, me jugaría lo que sea a que esta noche está durmiendo tan poco como yo. Creo que la acabo de cagar.

Esté durmiendo o no, él no responde. De hecho, dejo de oírle inhalar y exhalar, como si estuviera petrificado. ¿Debería tomarme el silencio como una respuesta? Quizá su intención sea evitar la incómoda conversación de por qué su compañero de cuarto le acaba de invitar a la boda de su madre a cinco horas de coger el vuelo. ¿En qué estaba pensando?

Cuando estoy a punto de asumir que no va a llegar ninguna contestación, noto que se mueve detrás de mí.

—Habíamos quedado en que no íbamos a definir nuestra relación... —comenta con voz amodorrada— ¿y ahora me estás pidiendo matrimonio? Vas un poco rápido.

Dicho eso, bosteza.

—Es la boda de mi madre —le recuerdo—. Y olvídalo, me parece que el sueño me está afectando. No consigo dormir.

—Yo tampoco. ¿Por qué?

—Ni idea. Lo único que se me ocurre es que nuestro subconsciente sepa que es la última noche y se resista a creerlo. Puede que nos esté pidiendo que vayamos a una discoteca y pasemos toda la noche dándolo todo en la pista de baile.

—Mírate. Dos conciertos y ya quieres ir a una discoteca.

Conque hemos pasado a ignorar el tema. Bueno, era una posibilidad, no sé de qué me sorprendo. Le sigo el juego.

—¿Qué puedo decir? Me has abierto la mente. He tomado la decisión de dejar la biología marina y pasar el resto de mis días haciendo mashups de música pop en los clubes.

—Acuérdate de mí cuando te hagas famoso. —Suspira y añade en voz pensativa—: Una cosa, ¿lo de antes de la boda iba en serio? ¿Por qué no me lo has propuesto antes?

¿Por qué no se lo he propuesto antes? Ciertamente, no es la primera vez que la idea ha pasado por mi mente, pero supongo que, después de la conversación de ayer, es la primera vez que no la veo como una fantasía estúpida.

—No quería que pensaras que estoy loco —confieso.

—Esa es una razón muy mala. Ya sé que estás loco.

Off-shore | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora