24.

14.7K 2K 1.1K
                                    

Aiden

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aiden.

La cantidad de veces que me he caído de cara contra el agua empieza a ser ridícula. A estas alturas, no sabría decir si mi piel está enrojecida por el bochorno que estoy pasando o de los golpes que me he pegado al resbalar de la tabla.

Por mi salud mental, prefiero no pensar en que apenas han transcurrido veinte minutos desde que hemos puesto un pie en la orilla. No veo la hora de volver a casa, pero Carter me ha hecho elegir la tarifa de tres horas, y no tengo la menor duda de que me va a hacer sufrir hasta el último minuto.

—Creo que tengo la mitad del Pacífico en mi nariz —protesto en cuanto regreso a la superficie.

Carter me mira con diversión.

—Bueno, el agua salada ayuda a limpiar las fosas nasales.

—Sí, pues me va a dar hipertensión de tragar tanta.

Estoy hecho un cuadro en estos momentos: mis rodillas están raspadas por la fricción con la tabla, me he doblado un meñique tratando de mantener el equilibrio y tengo un picor desagradable en la frente de tanto aterrizar de boca.

—Te lo estás pasando fenomenal, ¿no? —gruño.

—No te haces una idea. Es todo un espectáculo.

Lo asesino con la mirada.

—¿Sabes? Me parece curioso que, para alguien que balbucea hasta en sueños sobre su maldita tabla nueva, apenas la hayas utilizado para surfear desde que hemos llegado.

—Vale, primero: yo no balbuceo en sueños —dice Carter, muy digno—. Ni ronco, a diferencia de otros.

«Esto es el colmo», pienso. ¿Ahora resulta que ronco?

—Pero si yo tampoco... —empiezo antes de que me corte.

—No me interrumpas. Soy más silencioso que una tumba en cuanto me duermo, me lo han corroborado todos mis amigos en los viajes que hemos hecho. —Hace un gesto con un dedo para obligarme a esperar a mi turno—. Y segundo, nadie en su sano juicio preferiría surfear a verte intentarlo.

—Creo que voy a esperar en la toalla.

—Ni se te ocurra. Ya has pagado por esa tabla, estás moralmente obligado a utilizarla.

—Prefiero perder mi dinero.

—¿O sea que además de terrible en el surf eres terrible en cuanto a decisiones económicas? Me decepcionas, Aiden.

Aprieto los labios, fatigado.

—Me niego a ser un mono de feria, lo siento.

—Venga ya, no te enfades. Sólo admiro tu progreso.

Sí, lo único que le falta es un cubo de palomitas. No he visto a alguien tan interesado en algo desde que me arrastraron al cine a ver la última película de Marvel y la gente se puso a chillar como loca con las escenas poscréditos.

Off-shore | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora