Capítulo 30.

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Lan Xichen acercó lentamente la mesa de noche de forma que pudiera monitorear desde ella la situación de Lan Wangji y Wei Wuxian.

En sus manos se encontraban papeles llenos de trabajo destinados al líder de secta.

Aún si se sentía preocupado por el estado de su hermano tanto como del joven discípulo no se podía permitir descuidar sus deberes.

Estaba respondiendo correspondencia para cuando escuchó la voz de su hermano al principio.

Jamás pensó que lo que le esperaría al abrir la puerta sería el cuerpo inmóvil del discípulo de Yunmeng Jiang.

No podía evitar desviar la mirada del par ahora descansando en su cama.
El cuerpo de Lan Wangji por fin relajado y tranquilo y entre sus brazos, siendo sostenido protectoramente se encontraba Wei Wuxian.

Su instinto le decía que tenía que llamar a un médico de inmediato, pero sería difícil explicar el por qué Lan Wangji  abrazaba al joven maestro Wei.

Lan Xinchen suspiró y regresó a su trabajo.

Para cuando la consciencia de Wei Wuxian regresó, su cuerpo se sentía pesado, sus extremidades no le respondían pero curiosamente se encontraba cómodo.
El clima de Gusu Lan no era su favorito y generalmente siempre se encontraba con escalofríos recorriendo su cuerpo pero asombrosamente se sentía cálido, era una calidez extraña. No podía describirlo, sus mantas jamás le brindaron tanto confort y sus ojos se negaban a abrirse.

Optó por acomodarse mejor, en busca de más de aquella calidez, cuando sintió algo extraño.

Estaba claro que no podía mover sus extremidades a libertad, pero la razón no parecía ser el cansancio ahora.
Estaba siendo detenido por algo.
Sus ojos se abrieron de golpe y fue entonces cuando la realidad lo golpeó.

Su vista estaba inundada de mantas blancas y un olor tan distintivo que era imposible no reconocerlo.
Ahora entendía todo.

Estaba recostado sobre el pecho de Lan Wangji.

Su corazón dió un salto dentro de su pecho.
Levantó el rostro solo para encontrarse a escasos centímetros del rostro de Lan Zhan.
Su respiración comenzó a agitarse con tal revelación pero le fue imposible apartar la mirada.

La expresión de Lan Wangji al dormir era algo que Wei Wuxian jamás se imaginó podría ver tan pronto.
Podía sentir cómo éste le abrazaba aún entre sueños.
Sentía su cálida respiración golpear su cabello y el subir de su pecho resonaba con el propio.

Estaba seguro de que en esa posición podría contar las pestañas de cada ojo del jade.

La tentación fue tanta que lentamente extrajo su brazo del encierro que Lan Wangji tenía en él y con su pulgar recorrió tímidamente la mejilla del Jade, procurando no perturbar su sueño.

Al notar que nada en el Jade había cambiado optó por aprovechar la situación y por fin logró posar su dedo sobre la pequeña nariz del Jade, algo que siempre quiso hacer.

Pero la culpa le invadió al instante cuando sintió al Jade removerse entre sueños, haciéndole retraer su brazo con rapidez y bajó la mirada. Sus mejillas teñidas de rojo en el acto.

Pero su martirio no terminó ahí.

Pronto escuchó a alguien cerca aclarar su garganta.

Un sentimiento indescriptible le invadió y sintió su alma abandonar su cuerpo cuando giró el rostro y se encontró con nada menos que la figura de Lan Xichen sentado cruzando la habitación, observando la situación.

La vergüenza de Wei Wuxian no pudo incrementar más así que en un intento de escapar se acurrucó más contra el Jade, escondiendo su rostro en el costado de su cuello.

De cintas Lan a malentendidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora