Capítulo 28.

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La cosa está en que Lan Wangji pensó que el remordimiento y la culpa que sentía hacia él mismo y hacia su Secta se centraba en solo eso, culpa, pero ahora que consideraba levantarse y llevar a cambo su rutina para recoger a Wei Ying y dirigirse a desayunar juntos probaba ser cada vez más difícil de hacer.

Su cerebro exigía que se pusiera de pie, que lavara su rostro y se vistiera con túnicas de acuerdo a la ocasión. Pero su cuerpo se negaba a cooperar.
El cansancio le invadía, sus extremidades se sentían pesadas y el punzante dolor de cabeza le impedían ponerse de pie.

Pensar en ver a Wei Ying a primera hora de la mañana, saliendo de su habitación y ofreciendo una cálida sonrisa a Lan wangji parecía ser algo a lo que no tenía derecho.

Repentinamente pensar en recibir su sonrisa y poder tomar su mano o simplemente caminar a su lado parecía un regalo que no merecía.

Sabía que estaba equivocado, que Wei Ying no pensaría lo mismo. Porque Wei Ying era su propia persona y seguramente Lan Wangji sería regañado por pensar de esa manera, pero es difícil ver la realidad cuando lamentas no haber tomado acciones que podrían haber impedido desgracias.

Yendo en contra de lo que pensaba decidió hacer caso al constante sonido que su cerebro producía en su mente para por fin ponerse de pie.
Llevó su rutina de aseo como de costumbre y cuando vio terminadas sus actividades matutinas arropó nuevamente en su túnica externa al par de pequeños conejos y los depositó en una canasta que el discípulo del día anterior había entregado la cena, colocando variedad de vegetales con los que contaba en su hogar para el camino y el resto del día.

Los conejos podrían alimentarse por sí solos una vez se encontrarán libres, pero había comenzado a nevar y Lan Wangji no quería correr riesgos innecesarios.

Tomó la canasta entre sus manos y salió del Jingshi, cuidando ser discreto al transportar la preciada carga.

Una vez en la colina trasera los depósito cerca de un tronco con un hueco formado por la naturaleza. Dejó al par de pequeños junto a la comida y la túnica como regalo de bienvenida y se dispuso a regresar.

Lan Sizhui seguía dormido, probablemente estaba cansado después de haber pasado todo el día escribiendo. Lan Wangji decidió dejarle descansar y se dispuso a leer las cartas que serían entregadas a los líderes de Secta involucrados en ellas.

Para cuando él y Lan Sizhui compartieron el almuerzo era bastante evidente que el joven Lan podía darse cuenta de que algo andaba mal.

Pero Lan Wangji no tenía la energía para intentar hacerle creer lo contrario.
Más difícil aún fue confirmar sus sospechas sobre Lan Wangji evitando a Eri Wuxian durante el desayuno pero Lan Wangji no se permitía mentir, mucho menos a alguien de su familia.

Una vez sus alimentos fueron terminados y la mesa limpiada, el Jade tomó consigo las cartas que habían sido evaluadas y se despidió de Sizhui.

No tenía idea de que tan tarde regresaría o de si tendría el valor para hacerlo esta noche, pero era necesario informar a Wei Ying cuanto antes.

Si los sucesos estaban destinados a repetirse entonces no tendrían demasiado tiempo antes del primer ataque.

Con pasos lentos y pesados Lan Wangji se encontró frente a la puerta de la habitación de Wei Wuxian.

Podía escucharse ruido en ella, probablemente por parte del mismo Wei Wuxian. La tenue luz de las velas inundaba el papel que cubría la puerta.

Lan Wangji recargó su espalda en el pilar cercano frente a la habitación y cerró sus ojos.

De cintas Lan a malentendidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora