𝓣𝓔𝓡𝓜𝓘𝓝𝓐𝓝 𝓛𝓐𝓢 𝓒𝓛𝓐𝓢𝓔𝓢

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A medida que se aproximaba junio, los días se volvieron menos nublados y más calurosos, y lo que a todo el mundo le apetecía era pasear por los terrenos del colegio y dejarse caer en la hierba, con grandes cantidades de zumo de calabaza bien frío, o tal vez jugando una partida improvisada de gobstones, o viendo los fantásticos movimientos del calamar gigante por la superficie del lago.

Pero no podían hacerlo. Los exámenes se echaban encima y, en lugar de holgazanear, los estudiantes tenían que permanecer dentro del castillo haciendo enormes esfuerzos por concentrarse mientras por las ventanas entraban tentadoras ráfagas de aire estival.

Comenzó la semana de exámenes y el castillo se sumió en un inusitado silencio. Los alumnos de tercero salieron del examen de Transformaciones el lunes a la hora de la comida, agotados y lívidos, comparando lo que habían hecho y quejándose de la dificultad de los ejercicios, consistentes en transformar una tetera en tortuga.

_La mía tenía un pitorro en vez de cola. ¡Qué pesadilla...!

_ ¿Las tortugas echan vapor por la boca?

_La mía seguía teniendo un sauce dibujado en el caparazón. ¿Creéis que me quitarán puntos?

Después de una comida apresurada, la clase volvió a subir para el examen de Encantamientos.

Después de cenar, los alumnos se fueron inmediatamente a sus respectivas salas comunes, pero no a relajarse, sino a repasar Cuidado de Criaturas Mágicas, Pociones y Astronomía.

Hagrid presidió el examen de Cuidado de Criaturas Mágicas, que se celebró la mañana siguiente, con un aire ciertamente preocupado. Parecía tener la cabeza en otra parte. Había llevado un gran cubo de gusarajos al aula, y les dijo que para aprobar tenían que conservar el gusarajo vivo durante una hora. Como los gusarajos vivían mejor si se los dejaba en paz, resultó el examen más sencillo que habían tenido nunca.

Aquella tarde también estaba el examen de Pociones. Fue difícil pero no imposible.

A medianoche, arriba, en la torre más alta, tuvieron el de Astronomía; el miércoles por la mañana el de Historia de la Magia. El miércoles por la tarde tuvieron el examen de Herbología, en los invernaderos, bajo un sol abrasador.

El penúltimo examen, la mañana del jueves, fue el de Defensa Contra las Artes Oscuras. El profesor Lupin había preparado el examen más raro que habían tenido hasta la fecha. Una especie de carrera de obstáculos fuera, al sol, en la que tenían que vadear un profundo estanque de juegos que contenía un grindylow; atravesar una serie de agujeros llenos de gorros rojos; chapotear por entre ciénagas sin prestar oídos a las engañosas indicaciones de un hinkypunk; y meterse dentro del tronco de un árbol para enfrentarse con otro boggart.

Todos hablaban animados, saboreando por adelantado el final de los exámenes, que tendría lugar aquella tarde. El último examen era de Adivinación.

_Nos va a examinar por separado - informó Neville

Pansy paso primera, luego Theo, Blaise, Daphne y por último Emily.

En la sala de la torre hacía más calor que nunca. Las cortinas estaban echadas, el fuego encendido, avanzaba entre las sillas y las mesas hasta el lugar en que la profesora Trelawney la aguardaba sentada ante una bola grande de cristal.

_Buenos días - dijo suavemente - Si tuvieras la amabilidad de mirar la bola... Tómate tu tiempo, y luego dime lo que ves dentro de ella...

_ ¿Y bien? —le preguntó la profesora Trelawney con delicadeza - ¿Qué ves?

El calor y el humo aromático que salía del fuego que había a su lado resultaban asfixiantes.

𝔾ℝ𝕀ℕ𝔻𝔼𝕃𝕎𝔸𝕃𝔻: 𝕊𝕌 𝕃𝔼𝔾𝔸𝔻𝕆Where stories live. Discover now