Capítulo Veinticuatro "Mi mundo"

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Fue una buena fiesta, nuestros padres hicieron buena amistad y Sandra estaba a las risas con Adam, eso nos hizo sonreír. Era casi media noche y el cansancio comenzaba a invadirme. Decidimos irnos, ellos aún estarían un rato ahí.

—Renata está cansada—dijo a su madre.

—No se preocupen—Lisa tomó mi mano—, debes descansar muy bien cariño, vayan a dormir.

Esa era la idea, pero eso cambió en cuanto entramos a la habitación, el cansancio pasó a segundo término, lo jalé hacia mí besándolo apasionadamente, eso lo tomó por sorpresa, pero lo correspondió.

—Pensé que estabas cansada—rio pegándome más a él.

—Lo estoy, pero recordé lo sucedido aquí hace unas horas y...—lo vi sonriendo de manera seductora.

— ¿Ah sí?—buscó el cierre del vestido.

—Ahora tengo ganas de verte desnudo—comencé a deshacerme de su ropa.

—Bueno—deslizó el vestido hasta que llegó al piso—atendamos ese antojo entonces.

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Desperté primero que ella, le di un beso en la frente, me levanté con mucho cuidado, me puse ropa cómoda y salí de casa, tenía una idea para el desayuno de ese día. Comencé con ello apenas regresé.

— ¿El futuro papá se cayó de la cama?—escuché la voz de Andrés a mis espaldas.

—No—reí—, solo quiero preparar algo especial para Ren, en la azotea.

—Muy bien—palmeó mi hombro—, regreso en un rato, iré a correr a la playa.

Solo asentí viéndolo salir, tomé el desayuno y lo subí a la azotea antes de ir por ella.

La vi frente al espejo cuando entré a la habitación, terminaba de ponerse una chamarra deportiva, se veía hermosa, como cada día.

—Buenos días—sonreí caminando hacia ella.

—Hola cariño—se volteó hacia mí abrazándome mientras nuestros labios se unían en un beso.

— ¿Lista para desayunar? Preparé algo especial.

— ¿Ah sí?—sonrió viéndome a los ojos— Pues estoy lista.

—Vamos—tomé su mano y la conduje hacia la puerta, en dirección a la escalera.

Coloqué la mesa cerca de la baranda de cristal, ahí ya estaba el desayuno cubierto por campanas, café y un té frutal para ella. Al centro de la mesa, un florero con rosas rosadas y fresias blancas, sus favoritas.

—Wow—sonrió viendo todo cuando destapé los platos—, se ve delicioso.

—Entonces toma asiento—la ayudé a acomodarse en la silla—, no queremos que se enfríe.

—Gracias por esto amor—tomó una flor para olerla antes de voltear hacia mí dándome un beso.

—Sabes que me encanta consentirte—sonreí dándole otro beso.

Jamás me cansaría de ver su rostro al disfrutar de la comida que le preparaba, ese era el verdadero deleite para mí.

La noche anterior Adam había dicho algo sobre hacer algo en la playa, una reunión de amigos al atardecer, por supuesto aceptamos, Andrés y Jackie también irían. Antes, pasaríamos el día en la ciudad, le daría un recorrido un poco más extenso al anterior.

Recorrimos parte del "Parque Balboa" y un paseo en crucero por el puerto, desde ahí pudimos contemplar unas maravillosas vistas de la ciudad, fue un buen día, ahora, debíamos regresar a Coronado y alistarnos para ir con Adam y los demás.

Delito de Amarte ©Where stories live. Discover now