Capítulo Diez "De vuelta"

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Busqué una bata, mi arma y salí con Alexander a ver qué pasaba, el ruido provenía de dos puertas más adelante, se escuchaban gritos y unos golpes.

— ¡Policía de Nueva York, abran! —dijo Alexander tocando a la puerta.

No hicieron caso, y el ruido se intensificó, un golpe seco, no seguimos esperando, Alex pateó la puerta logrando abrirla, era el departamento de Sally, una joven que según sabía trabajaba en un banco, el hombre que la sostenía era un completo desconocido para mí, pero la sangre en la mujer y los puños hacia ella del hombre dijo mucho. Lo arrestamos de inmediato y llamamos a emergencias.

—Gracias—Sally se abrazó a mí viendo a Alexander llevándose al golpeador con uno de los oficiales que ya habían llegado.

—Estarás bien—la vi a los ojos.

Volvimos a la cama una vez que se llevaron a Sally al hospital en compañía de una amiga y los oficiales se llevaron al hombre que la había tomado como pera de boxeo. Noche tranquila a partir de eso.

Nos dirigimos a la estación, rápido, Daniel nos tenía datos extra del caso Harper, otra coincidencia de ADN y el nombre también estaba en los archivos, salí con Alexander por el sospechoso, dio pelea y vaya que nos hizo correr, al final lo alcanzó y lo derribó esposándolo de inmediato.

—Vamos intento de Usain Bolt—lo levantó caminando hacia el auto.

—Ese es mi hombre—dije en su oído recibiendo un guiño como respuesta.

Lo metimos a la sala de interrogatorios y nos sentamos frente a él con el expediente en mano.

—Ahórrense sus carpetitas detectives—nos vio—, yo lo hice.

— ¿Por qué? —lo vi fijamente.

—Esa perra nos denunciaría, a todos los involucrados en su estúpida lista, tenía complejo de detective, debieron contratarla.

— ¿Y el primo? —pregunté.

—Ese hijo de perra tenía la USB primero, pero cuando lo asesiné ya se lo había entregado a la estúpida de su prima.

—Qué fino—se burló Alexander—, al final de cuentas irás a prisión de todos modos, y por mucho más tiempo que por robarte suministros en tu trabajo.

— ¡Me despedirían!

—Vele el lado bueno—sonreí—, ya no lo harán.

Continuamos con el caso de mi hermana, Miguel seguía trabajando en el reflejo del sospechoso en el ascensor y nosotros revisando las cámaras de la ciudad, ese día habíamos confirmado que había sido la misma persona en el departamento de Lauren, los registros en las cámaras del edificio y aledaños lo mostraron. Daniel había terminado con la figurilla de porcelana que habían llevado al departamento de Sandra, sin huellas además de las del repartidor. Solo podíamos esperanzarnos en videos de vigilancia o que alguien lo identificara.

—Mientras más tiempo pasa siento que más nos alejamos de atraparlo—suspiré recargándome en mi silla.

—Daremos con él—tomó mi mano—- ¿Qué te parece si esta noche salimos a algún lugar a distraernos? Dile a Sandra.

—Tal vez nos ayude—sonreí—, está bien.

—Bueno, por ahora, vayamos a comer.

Sandra me informó que había pedido unos días en el trabajo e iría a San Antonio, con nuestros padres, sentía que estar lejos, estar en casa y ver a sus antiguos amigos le ayudaría, yo pensaba lo mismo. El plan cambió a solo salir nosotros dos, también nos hacía falta, así que una reservación en un restaurante japonés en Times Square y otra en un roof cerca del mismo sería nuestro escape esa noche.

Delito de Amarte ©Where stories live. Discover now