Capítulo Dos "Mariposa"

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Llegamos a la escena del crimen, una bodega de materiales de construcción, la víctima, un hombre, unos cincuenta años, herida con arma contundente en el pecho, eso no era lo extraño, sino que el cuerpo estaba colgado de cabeza.

—Wow, esa si es una definición de "me traes de cabeza"—dije llegando con el equipo.

—Espero que la evidencia nos diga quién lo tenía así—respondió Miguel tomando algunas muestras de su cuello.

Renata y yo revisamos los alrededores e interrogamos al guardia pues fue quien lo encontró.

—Siempre llego una hora antes que los empleados para revisar las cámaras de seguridad y dejar salir al velador, pero cuando llegué solo estaba el señor Daniels, muerto.

— ¿El velador no estaba? —pregunté.

—No había rastro de él, al parecer se ausentó.

—Señor Jones—dijo Renata—, vamos a necesitar esas cintas.

—Me encantaría dárselas detective, pero no están.

—Se tomaron el tiempo de buscarlas, les diré a los de laboratorio que procesen la oficina—continué.

—Necesitamos el nombre del velador—pidió Renata.

— ¿Es sospechoso?

—Eso, o puede ser otra víctima.

—Richard Taylor.

—Gracias.

Llegó junto a mí en unos segundos mientras yo recogía un cincel.

— ¿Qué te parece? —vi el objeto en lo alto — a mí una posible arma.

—Sin sangre.

—Pudieron usar otro, pero pudo ser con algo así. ¿Ya sabes a qué restaurante iremos a cenar?

—Dijiste que querías ir a un bar en Times Square, así que pensé en uno ahí mismo.

—De acuerdo—asentí—, paso por ti.

—Toma—me extendió una hoja que acababa de arrancar de su libreta—, esa es mi dirección.

—Vaya—vi el papel—, sí que vives cerca de la estación, por eso llegas temprano en una ciudad como Nueva York, eso es trampa Díaz.

—Tal vez—me guiñó un ojo y caminó hacia la escena del crimen.

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No tardamos mucho en confirmar que había un cadáver más, el cuerpo del velador, cerca de la bodega y sin uniforme.

—Probablemente el asesino usó el uniforme del velador así que el señor Daniels no lo vio como una amenaza—dijo Natalia tomando fotografías al cadáver.

—Las personas que lo encontraron dijeron que no estaba aquí cuando salieron a correr más temprano—dijo Alexander llegando con nosotros—, así que ahora tenemos que encontrar otra escena del crimen.

—Tal vez esto nos diga algo—Daniel nos mostró un pedazo de algún material blanco que no parecía pertenecer a ese lugar.

—Que se diviertan con eso—sonreí al equipo del laboratorio.

Mientras ellos hacían el trabajo científico nosotros revisamos las declaraciones y videos de seguridad de bodegas aledañas, además de la vida de las dos víctimas. Eso nos llevó buena parte del día y hasta ahora nada fuera de lo normal.

—Si sigo viendo esto se me va a freír el cerebro—resopló soltando la carpeta—. ¿Vamos a comer?

—Vamos—suspiré levantándome.

Delito de Amarte ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora