♚Ꭼꮮ ꮮꭼꮐꭺꭰꮻ ꭰꭼ ꮜɴ Ꭺꮮᏼꭼꭱꮖꮯꮋ𓃠 [Genshin Impact]✿[Luckae] [✓]

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—¡Cállate, maldita mentirosa!

—Escucha, niño, el señor Crepus vendrá dentro de un par de minutos junto con tu "hermanito", será mejor que guardes la carta, la pongas en su lugar y hagas como si nada de esto hubiera pasado, se me encomendó una tarea al venir aquí y no fallaré. —Se levantó con algo de enojo reflejado en su rostro, una mueca de asco por parte de la mujer provocó que a Kaeya se le revolviera el estómago, provocándole ganas de vomitar.

¿Acaso esa señorita de penetrante mirada y aura oscura rodeando su cuerpo era su dulce sirvienta?

La dulce Adelinde que nunca caía ante los trucos y bromas por parte de los hermanastros y que siempre mantenía una adorable sonrisa en su carita, ahora era todo lo contrario, su dulce aura se convirtió en una totalmente asquerosa, viendo al menor con desprecio.

Pobre de kaeya, el chiquillo no entendía nada, estaba muy confundido, tomó la carta con fuerza y se la aventó a la cara de la trabajadora, para después, salir corriendo sin mirar atrás.

Pequeños sollozos se escuchaba por todo el pasillo, entró a su habitación y se encerró allí, metiéndose entre las cobijas y hundiendo su carita en la almohada.

Deseaba con todo su corazón que todo lo anteriormente dicho por la chica fuera mentira. Debajo de sus blanquecinas cobijas, el niño se retorcía sin cesar, intentando dormir o, en mejores circunstancias para él, morirse asfixiado.

Pasados un par de minutos que, según el menor, le parecieron horas, la puerta de la habitación fue abierta lentamente, el ruido de la puerta sobresaltó al menor, tapando su boca con ambas manos e inmovilizándose al instante.

—Kaeya —era la voz de Diluc.

—¡Diluc! —Al reconocer su voz, se quitó las cobijas de encima suyo, dejando ver su desalineada ropa y su revoltoso cabello—. ¿Diluc? —Para su mala suerte, el niño pelirrojo estaba peor que él, tenía la mejilla con un leve tono rojizo y los ojos sumamente llorosos.

—¿Puedo estar contigo?

En cualquier momento rompería en llanto mientras sostenía el picaporte con ambas manos, todavía no había entrado completamente a la habitación del moreno, sólo le bastó un asentimiento por parte de este para que entrara y cerrara la puerta, pero esta vez con seguro.

Fue directamente con el contrario, tapando a ambos nuevamente con las cobijas, como había hecho esa misma mañana.

Sus rodillas chocaban entre sí, sus respiraciones estaban agitadas y se mezclaban en aquel sitio cerrado que habían formado.

La intensidad de sus miradas provocaba un ligero tono rojizo en sus pómulos, pero sin previo aviso, el pelirrojo comenzó a llorar. Soltando quejidos de angustia por lo que su padre le había hecho en su rostro.

—No, no llores, por favor, te lo suplico, no llores. —Nuevamente, los ojos azulados se llenaron de lágrimas—. ¡Si tú lloras, entonces yo lloraré!

Y como había dicho el pequeño príncipe, ambos infantes comenzaron a llorar, soltando suspiros pesados, quejidos, etc.
De un momento a otro, las pequeñas manitas de ambos se rozaron, haciendo que las lágrimas dejen de salir y se vieran fijamente.

—Guié a papá hacia un lugar apartado y, y él empezó a hacerme preguntas sobre tu paradero, yo no tuve más opción que confesarle que todo esto era una broma y, y al parecer la "bromita" que habías planeado no le gustó mucho. —El moreno se percató del tartamudeo del contrario, haciendo que se preocupe de más—. Perdóname, si tan solo no hubiera estado bajo pánico en ese momento, n-no habría dicho nada acerca de que todo esto era un engaño. —Tomó una pausa para respirar—. Yo me busqué la golpiza, el mentir no se me da tan bien como a ti.