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Esta historia es cruda. Muestra una realidad cruel y áspera.
No esperes un cuento en donde dos chicos se enamoran y viven felices, no siempre acaba todo en color de rosas.
Kaeya tiene un secreto...
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—¡Liyue es muy grande y lindo!
—Kaeya, deja de dar tantas vueltas o te vas a marear. —Rodó los ojos—. ¿Podrías comportarte como una persona madura?
—Amargado.
—Recuerda la misión de Jean, buscar materiales importantes y un poco de información para prevenir amenazas, no lo olvides.
Ambos muchachos habían llegado a la gran nación de Liyue, el peli-azul estaba fascinado por la gran cultura de allí, era hermoso y sus colores resaltaban desde las inmensas montañas que allí habían, mientras observaba todo con lujo de detalles, a su vez, estaba dando leves vueltas para poder observar todo con detenimiento. Actuaba como un niño pequeño sin darse cuenta.
—¡Te caerás! —chilló el de piel blanca.
—Diluc, cálmate, no pasar- ¡Ah!
—¡Kaeya!
El moreno chocó con alguien, preocupando y haciendo enojar al de melena roja. Cuando alzó la vista para disculparse con el ciudadano, se encontró con unos bellos ojos color ámbar brillante y una vestimenta un tanto peculiar. Kaeya tuvo que verlo dos veces para captar de quién se trataba.
—Lo siento, chico, ¿estás bien? —preguntó aquel "señor".
—Disculpe a mi... amigo. Bueno, mi hermanastro, mejor dicho. —El de ojos rojos tomó la cabeza del contrario y la agachó frente al hombre mayor—. Discúlpate —le susurró.
—Perdón.
—No te preocupes, chico, también fue mi culpa por no haberte visto —acarició lentamente la cabeza del azulado y le dedicó una gran sonrisa a ambos.
"Zhongli", Pensó kaeya. Sí. Definitivamente, era él. Un misterioso hombre invitado por la "Funeraria El Camino". Un gran conocedor de todos los saberes.
Zhongli es un hombre alto y delgado, de piel clara y expresión severa. Sus ojos son brillantes y nítidos, de color ámbar con pupilas amarillas brillantes engastadas en forma de diamantes. Lleva delineador de ojos rojo en los párpados inferiores de los ojos. Su cabello castaño oscuro está peinado de una manera azotada por el viento con un flequillo más largo que cuelga del lado derecho de su rostro. Se desvanece a marrón ámbar en las puntas y se retira en una larga cola de caballo que cae más allá de su cintura.