50

10 2 8
                                    


Yo estaba enamorada de él, lo quería de una manera tan visceral que en algún momento me asustó.

Recuerdo la primera vez que lo vi, cuando Drake y Summer nos presentaron afuera del edificio en el que viviríamos. No me atreví a mirarlo como hombre, por lo que ni siquiera se me pasó por la mente que llegaría a sentir algo así por él. Pero todo cambió demasiado el día de su graduación, cuando me sorprendí a mí misma acompañándolo con la excusa de que <<era lo que Summer haría>>, su capacidad increíble de hacerme sentir tan cómoda cuando no lo conocía de nada. Y claro, que era el chico más hermoso, majestuoso y adonis que había visto en toda mi vida. Es muy tópico decirlo cuando estoy enamorada de él, pero literalmente había momentos en los que llegaba am punto de sentirme frustrada/sorprendida/incapacitada/desarmada con su inconmensurable belleza. Me gustaban sus facciones tan armoniosas, su mandíbula afilada, sus gestos masculinos, la calma que me producía su voz, cada peca, el color de su cabello, su altura, su sonrisa majestuosa, sus labios, el color de su piel, sus dientes, sus manos, todo de él me parecía irracionalmente hermoso. Y ya no puedo encontrar el momento exacto en el que dejé de lograr frenar mis sentimientos hacia él. Porque yo era buena fingiendo que era dura, era buena escondiendome tras mis fobias. Pero una parte de mí siempre fue demasiado consciente de que siempre sería él y si no era él, no querría querer a nadie más. Porque me daba demasiada impotencia imaginarme con alguien diferente a él, me daba rabia solo pensar en que otro hombre me quisiera. Porque yo solo quería a Bruno. Él era el único.

Tal vez porque cuando lo conocí perdí mi capacidad de controlar mis impulsos, fui yo quien se confesó primero aún con el panico latente. Tal vez por lo mucho que me gustaba corrí lejos de él cuando me rechazó, porque no podía soportar la idea. Tal vez por todo eso acepté ser su novia aún cuando no lo conocía del todo. Y, mirando hacia atrás, tal vez por el miedo que tenía por quererlo de una manera que sentía que me estaba consumiendo, le dije que se fuera y rompí su corazón. Porque en ese momento solo importaba yo, mi dolor, mis ilusiones, mi futuro. Con él comencé a tomar decisiones torpes e impulsivas porque no sabía qué hacer con tanto.

Cuando se fue a Canadá no dolió. Los primeros días seguí con mi vida normal. No fue hasta después de unas semanas que el peso de su ausencia se abalanzó sobre mí como un costal de cemento que me dificultaba incluso una tarea tan sencilla como respirar. No podía dejar de pensar en él, lo veía en todas partes, sentía su olor en momentos menos indicados y quería llamarlo solo para escuchar su voz una vez más. Me sentía enferma, vacía, extrañamente incompleta. Llegué a un punto en el que fingía estar enferma solo para no salir de mi habitación y me cerré cada vez que Summer o cualquier persona me decía que me veía triste, cada vez que alguien me preguntaba si estaba bien, yo me enojaba. Porque estaba ciega y quería convencerme de que estaba bien, de que no pasaba nada. De que era fuerte.

Y bueno, cuando Albert murió y él apareció un par de días después en la cafetería, sentí que volvía a respirar, que se iba un peso extra. Pero también sentí una presión en mi pecho porque se veía dolido, tenso. Después de eso siguieron muchos errores, míos mayormente, y no puedo dejar en envidiar su capacidad de no rendirse a pesar de estar luchando demasiadas guerras como para seguir en pie.

Yo te amo y te admiro más que a cualquier otra persona que haya conocido antes. Te has ganado mi profundo respeto, Bruno Steep y te prometo que desde hoy tanto mi lealtad como todo mi entero ser es tuyo. -fue lo que dije cuando fue mi turno de hablar.

Él estaba frente a mí, sonriendo, con su cabello castaño revoltoso quitandole un grado de formalidad a su atuendo. Ese traje azul marino y la camisa blanca y la corbata roja le quedaban de maravilla, a la medida. Resaltando sus hombros anchos, sus piernas perfectas y toda su increíble belleza.

No fui consciente de qué dijo exactamente la persona frente a nosotros, pero cuando llegó el turno de Bruno de hablar, todo lo demás dejó de existir.

Finalmente te tengo aquí, Zoe Becket. -sonrió con ternura-. No necesito nada más. Porque, maldita sea, no puedo ver a nadie más que a ti.

A ese punto las lágrimas ya habían aparecido.

Puedes besar a tu esposa. -zanjó finalmente. Bruno se acercó, acunó mi cara entre sus manos cálidas y me dio un beso suave, tierno, dulce.

Poco después, junto a todos los invitados, fuimos al lugar de la cena. Sería algo sencillo, íntimo y tranquilo. No era como si Bruno y yo tuviéramos demasiados amigos. Fue algo familiar.

Felicidades. -había dicho Alex, el hijo de Albert, cuando se cruzó con nosotros.

Gracias, hermano. -Bruno chocó su puño con el del castaño.

Maldición, crecen tan rápido. -ese fue Drake, fingiendo lágrimas. Bruno soltó una carcajada y empujó a su mejor amigo.

Las cosas entre Drake y yo habían mejorado con el tiempo. No se podría decir que éramos los mejores amigos, pero había una amistad bonita entre nosotros.

Estoy tan feliz por ti. -dijo Summer, acercándose a mí para estrecharme en un abrazo cálido.

Te quiero, hermana. -susurré.

Te quiero. -respondió sonriendo con orgullo.

Estoy orgulloso de ti. -Mayne fue de los últimos en acercarse a nosotros, junto a Inés-. Estás preciosa.

Gracias, papá. -murmuré nerviosa ante su mirada cariñosa. Él acarició mi cabello y dio un paso al lado.

Cuídala, ¿Quieres? -soltó cuando estrechó la mano de Bruno.

Claro que sí. -respondió él.

Te quiero mucho mi niña. -fue lo que dijo Inés al abrazarme y yo recibí el abrazo con toda la calidez y el agradecimiento acumulado durante tantos años.

Y yo a ti, mamá. -respondí suavemente y sus ojos brillaron. Nunca la había llamado así, pero lo cierto era que Inés había cumplido ese papel al pie de la letra desde que tengo memoria.

Ya eres un hombre hecho y derecho. -había dicho el padre de Bruno, poniendo su mano sobre el hombro del castaño, orgulloso-. No estuve durante años, pero te prometo que nunca más te va a faltar un padre.

Gracias, papá. -respondió abrazándolo.

Bruno: Huellas Del Pasado [Help #3]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora