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Zoe Becket

¿De verdad quieren que vaya? -pregunté por décima vez, insegura.

Estaba en casa de Summer, ella disfrutaba de su día libre y Drake había tenido un viaje de negocios, por lo que aproveché de acompañarla. Pues las cosas entre él y yo estaban tensas. No me había vuelto a dirigir la palabra más allá de un saludo, y lo agradecía, pero también sabía que en el fondo nuestra ínfima pero cordial relación había sido sofocada por mis problemas con Bruno. Y no me afectaba del todo, más bien me aliviaba que hubiese arreglado las cosas con Summer. Pero una pequeña parte de mí deseaba que todo fuera como antes.

Zoe, si te entregaron una invitación la respuesta es clara. -volteó a verme.

Pero dijeron que sería un matrimonio pequeño... que solo iría la familia. -titubeé.

Yo no tenía amigos. Y no lo decía en plan <<víctima solitaria y aislada>>, simplemente era la verdad y no era algo que me afectase realmente. La única amiga que tuve en la universidad se fue de mi vida cuando se mudó al otro lado del país, nunca tuve un amigo que me durase más que un año escolar. Hazel y Nelly son chicas geniales, pero no he llegado al punto de considerarlas <<amigas>>. Los chicos me intimidan. Madisson es amiga de mi hermana, no mía. Y Summer es mi hermana; aunque pensándolo bien tal vez ella es lo más parecido a una amiga. Y entendía que, en cierto modo, todos ellos eran "familiares lejanos'', pues eran la familia postiza de mi cuñado. Pero de todos modos no lograba procesar que Hazel y Jayden me hubieran invitado a su matrimonio.

¿No quieres ir? -preguntó.

No quiero inmiscuirme más en la vida de Bruno. -confesé. Me tensé, porque aunque mis problemas se debían a muchísimos factores, ese era el punto central. En ese momento todo en mi mente se reducía a él, a Bruno. Y toda la gente que comenzaba a formar mi círculo cercano era parte de él. Todo era suyo mucho antes de que fuera mío. Y me sentía hipócrita manteniendome dentro aún cuando yo era quien lo sacaba siempre. Era contradictorio. Y sabía perfectamente que el dulce Bruno jamás me haría saber con palabras cuánto le incomodaba mi presencia.

Summer se acercó a mí y puso su mano en mi hombro, preocupada.

Esto se está convirtiendo en un ciclo interminable, Zoe. Tienes que salir de ahí. -dijo en un tono suave.

¿De qué hablas? -fruncí el ceño. Ella se mantuvo en silencio, mirandome-. Quiero decir, ¿a qué te refieres exactamente?

Suspiró.

A ti. A Bruno. A todo. -respondió.

No lo capto. -dije.

¿No lo captas, Zoe? ¿O no lo quieres captar? -alzó una ceja.

Lo siento si no tengo tu capacidad para sobrellevar y procesar las cosas, Summer. -espeté.

Tienes que dejar de compararte conmigo. -respondió irritada-. Somos seres humanos independientes, tú eres tú y yo soy yo. Somos diferentes. Yo no soy mejor que tú.

Desde que era pequeña siempre fui la segunda. Summer era la hermana bonita, ella era la inteligente, la que todo el mundo quería, la favorita de papá, la que podía hacer amigos con facilidad, la deportista, la responsable, la simpática, la escultural, la que le gustaba a todos los chicos. Yo era la tímida, la antisocial, la que no destacaba en nada, la que había que proteger. Siempre un paso detrás de ella. Y yo amaba a mi hermana más que a nada en el mundo, pero me frustraba no poder llegar nunca a su nivel, nunca ser su igual. Tal vez por eso no soportaba la idea de que Bruno hubiese amado a alguien antes que a mí, porque siempre era así. Siempre iba un paso detrás de alguien, siempre era yo quien se quedaba esperando. Yo, la segunda. Siempre. Ella siempre había sido consciente de mí complejo de inferioridad y sabía que le molestaba que yo me comparase con ella, pero se me hacía inevitable. Sobre todo por el hecho de que papá la amaba tanto que parecía ser la luz de su vida; ella, no yo. Y me daba cuenta de eso aún cuando él se esforzaba por no hacer diferencias, aún cuando nos crió extremadamente unidas y nos inculcó el amor fraternal. Era algo innato incluso en su expresión corporal, en su forma de mirarla con tanto orgullo y amor, en su nula capacidad para enojarse realmente con ella, porque Summer era su mayor debilidad. Y eso constantemente dolía, aún cuando me constaba admitirlo.

Lo siento. -cedí. Odiaba sentirme así, odiaba ver indirectamente a Summer como un rival al que superar. Porque la mayor parte de mí la amaba y estaba orgullosa de lo extraordinaria que era ella. Volvi a mirarla y cedí nuevamente-. Sigo sin entender eso del ciclo. ¿Qué tiene que ver él?

A que esto sigue repitiéndose. Tú y Bruno cerca, luego tú lo alejas, te sientes culpable, le pides perdón, se vuelven a acercar y todo se repite. -fue directa. Ahí todo se volvió más profundo.

Sé que es mi culpa, ¿de acuerdo? -suspiré-. Pero yo realmente no quiero hacerle daño, ¿Sabes? Odio que sufra y que de alguna manera yo sea la razón. Pero soy una bomba de tiempo, Summer, exploto. Y no sé cuando ni dónde y yo... si Bruno está cerca... temo desintegrar su corazón.

Te voy a hacer estas preguntas una sola vez. Sé sincera. -pidió y asentí lentamente-. ¿Realmente lo quieres? ¿Sientes algo fuerte por él? ¿Lo quieres en tu vida?

Supongo que todas esas preguntas se resumian en una sola: ¿Yo realmente amaba a Bruno Steep?

Me aterra admitirlo, no me hagas decirlo en voz alta. -susurré.

Dilo. -insistió.

Lo amo tanto que siento que me consume. -admití-. Ese año que estuvo lejos... yo me convencí de que estaba bien, de que podía sin él... de que no era relevante. Pero sentía que me marchitaba y no podía hacer nada para evitarlo.

Summer sonrió. Sonrió tanto que se me revolvió el estómago, porque parecía inferir demasiado de mi confesión. Y yo aún intentaba procesar el hecho de que había admitido en voz alta lo que sentía por aquel castaño tan adonis con el que me había cruzado hacía más de un año, en medio de una mudanza, gracias a que era el mejor amigo del novio de mi hermana.

Entonces dile todo esto. -finalizó.

No... no. -comencé a hiperventilar-. Es demasiado, es exponerme, verme vulnerable y yo...

Bruno lleva más de un año viéndose vulnerable ante ti. Si se hubiera rendido tan solo un segundo, tú y él jamás habrían tenido la oportunidad. Es tu turno. -zanjó.

Ambas volteamos cuando la puerta se abrió y un pelirrojo apareció. Llevaba un traje negro, con camisa blanca y una corbata negra que se aflojó con fastidio. Paseó sus ojos por la habitación hasta llegar a la pelinegra a mi lado, luego pisó su mirada en mí.

Hey. -articuló, sin demasiado ánimo.

Me levanté de golpe y él se dedicó a mirarme como si fuera increiblemente insignificante ante él, o tal vez, así era como yo me sentía. Summer le dedicó una mirada de reproche y Drake suspiró.

Hola, Drake. Yo ya me iba. -indiqué.

Que te vaya bien. -se limitó a responder. Y yo escapé.

Bruno: Huellas Del Pasado [Help #3]✔Where stories live. Discover now