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¿Qué? -pregunté casi sin voz-. Pero... él dijo...

Sé lo que dijo. -me interrumpió colérico y caminó en dirección al comedor-. ¿Terminaste de comer? -inquirió en un tono un poco más dulce.

Estoy llena. -murmuró ella. Me asomé solo para comprobar que Bruno tomaba el plato y la despeinaba cariñosamente. Sonreí inconscientemente.

Lávate los dientes, iremos a casa de Frederick y Nelly. -indicó.

¡Genial! Voy a jugar con Jake. -comentó enérgicamente y salió corriendo en dirección al segundo piso.

Te llevaré a casa, Zoe. -soltó al volver a plantarse frente a mí.

No es necesario. -negué-. Puedo...

No me lleves la contra. No ahora. -pidió entre dientes y terminé agachando la cabeza y asintiendo en silencio.

¡Listo! -chilló la pequeña mientras bajaba las escaleras.

¿A ver? -se agachó y ella mostró lo máximo posible sus diminutos y blancos dientes-. Muy bien, Jude. Súbete al auto.

De acuerdo. -asintió y alzó la mirada para observarme curiosa-. ¿Ella va con nosotros?

Bruno no respondió y yo tampoco supe muy bien qué decir. Terminamos subiendonos al auto. Una parte de mí quiso irse de copilota y acariciar su mano para tranquilizar ese nerviosismo y tensión que lo estaba matando lentamente, pero me daba miedo ese Bruno. Ese que me decía las cosas sin filtro. Me agradaba, sentía que así se caían las máscaras que ambos nos esforzabamos por mantener. Pero también me aterraba esa posibilidad. Así que me senté atrás, con Jude.

Poco después llegamos a casa de Nelly y Frederick, Bruno se bajó con Jude y un momento después salió solo. Se despeinó con frustración al cerrar la puerta tras su espalda y emprendió el camino hacia el auto. Se subió, inhaló y exhaló y encendió el motor. Perdí la fe en que me llevaría a mi casa cuando viró al lado contrario, en dirección a las afueras de la cuidad.
Tal vez había olvidado que yo seguía ahí; pero no lo culpaba, de hecho lo admiraba en cierto modo, en su lugar yo no podría mantenerme tan paciente.

Se estacionó fuera de una mansión imponente. Se bajó cerrando la puerta con fuerza, haciéndome saltar un poco en mi lugar y tocó el timbre con vehemencia violenta hasta que abrió un hombre de cabello negro levemente canoso, con la mitad de su cara quemada. Si mis recuerdos no fallaban, ese era el padre de Jayden. El padre de Jude.

Lo siguiente que vi fue el puño del castaño impactando en la cara del señor Blackway. Y a mí corriendo en dirección a ellos, como si yo tuviera un mínimo de fuerza como para evitar que esto llegase a más. 

Bruno... -murmuré.

Sube al auto, Zoe. -gruñó.

Buen golpe. -admitió el hombre, sonriendo burlesco mientras su nariz sangraba.

Eres un imbécil. -espetó furioso. Su pecho subía y bajaba con fuerza, su mandíbula estaba tensa, sus puños apretados y su ceño tan fruncido que solo mirarlo hipnotizaba. Sí, Bruno enojado era hipnotizante-. ¿Qué demonios estás haciendo?

Cambié de opinión. -se encogió de hombros-. Judith tiene que vivir con su padre. Tú no eres nadie.

Soy su hermano. -rechinó los dientes.

Solo comparten madre. Una muy zorra, por cierto. -admitió con total libertad. Bruno miró a otro lado, supongo que contando hasta mil para no volver a recurrir a los golpes-. No eres una ayuda para ella. No puedes mantenerte a flote ni siquiera a ti mismo y quieres mantenerla a ella.

Que te valga, Blackway. -se acercó amenazante-. Te voy a destruir y lo voy a disfrutar como no tienes una maldita idea. Te vas a pudrir en la cárcel. Tú lo decidiste así.

¿Ella es tu novia? Es muy bonita. -inquirió posando sus ojos en mí, haciéndome sentir tan pequeña que la sola sensación de estar a metros de él me provocó nauseas. Bruno, tomó mi muñeca y me obligó a seguirlo mientras el señor Blackway seguía provocandolo-. ¿A qué le temes, Steep?

Bruno me dejó en el asiento del copiloto, ignorando por completo al hombre que seguía parado en la puerta de la mansión.

Ponte cinturón. -ordenó.

Aun en ese contexto tan descabellado, sonreí. Debí haber parecido una loca. Porque no era un momento para esbozar una sonrisa enamorada, sin embargo, aquel momento marcó un antes y un después en mi vida. Porque cuando él me miró algo confundido por mi gesto, cerca, tan cerca que podía escuchar su respiración aún alterada, me vi. Nos vi. Vi un futuro en el que eramos felices, en el que él se preocupaba porque usara cinturón de seguridad porque siempre lo olvidaba, un futuro en el que yo lo miraba como si dentro suyo se ocultase el tesoro más valioso del planeta tierra. Un futuro en el que nos amábamos y no había modo de dar un paso atrás... porque tampoco queríamos alejarnos. Y nunca me había pasado algo así, ni siquiera me había planteado qué sería de mí en unos años más. Sin embargo, ahora no podía dejar de verlo a él.

Cuando desperté de mis sueños, Bruno ya había cerrado mi puerta y se había subido al asiento del conductor. Volteé a verlo, por primera vez sin vergüenza de que me viera, tal vez porque algo dentro de mí deseaba que él supiera todo lo que yo sentía solo por la forma en la que lo miraba.

Lo lamento. Olvidé que estabas en el auto, no debí traerte. -se excusó. Y ahí estaba el Bruno de siempre, sereno, calmado, lógico, preocupado. Aquel que parecía estar perfecto, sin rasguño alguno. A ese también lo amaba. Y se sentía demasiado bien aceptar eso, que lo quería en todas sus facetas-. No le creas, ¿de acuerdo? No te va a pasar nada, yo no lo voy a permitir.

No tengo miedo. -admití en voz alta. Ni siquiera estaba del todo consciente de quién era realmente el padre de Jayden, solo sabia que estaba tranquila, no me sentía en peligro-. Confío en ti.

Bruno evitó mi mirada y se centró en encender el motor y salir de ahí a una velocidad un poco por encima de la prudente.

¿Te duele la mano? -pregunté al notar que sus nudillos comenzaban a tornarse rojos con leves tonos de morado.

No. -negó, restandole importancia.

Fue un golpe fuerte. -añadí-. ¿Por qué lo odias tanto? -Me miró confundido, tal vez la respuesta era obvia, pero yo suspiré-. Entiendo que te preocupa Jude. Pero soy una persona bastante observadora. Esa rabia que tenias, esa furia... creo que ha sido una acumulación de mucho daño. Te pregunto esto porque deseo entenderte, Bruno, ¿Cual es tu historia con ese hombre? 

Frenó de golpe. Inhaló y exhaló y terminó aparcando el carro. Volteó a verme y suspiró.

Te lo diré, Zoe. Solo si prometes que tú también serás sincera. -negoció.

Te lo prometo, Bruno. -acepté.

Bruno: Huellas Del Pasado [Help #3]✔Where stories live. Discover now