A estas alturas estaba casi segura de que el primer plan de James había funcionado: que todos los inversionistas de la empresa quitaran sus acciones para evitarse verse involucrados con personas problemáticas. Su duda aún era cómo podría levantarse después de haber sido custodiado hasta la Fiscalía por verse inmiscuido como un sospechoso. Él siempre lograba salirse con la suya, lo hizo con ella, así que podía dominar sobre cualquier cosa que él deseara.

Suspira estruendosamente, apoyando la mejilla en su mano antes de volverse a colocar los audífonos para escuchar un poco mejor la canción en el móvil. Las personas pasan justo como el día de ayer y solo algunas salen con sus familiares recibiéndolas entre brazos. Ella deseaba recibir así al castaño, y el no verle pasar en ningún instante tan solo aumentaba su inquietud.

El clima estaba completamente nublado el día de hoy y Steve no había vuelto en un buen rato, Linda le trae un par de cafés para amenizar un poco el ambiente para ambas y hacer este lugar tan gélido uno un poco más agradable.

Llegan las diez de la mañana.

Después las once.

Las doce ni siquiera se sintieron.

Y fue hasta la una de la tarde en que pudieron ver esa silueta alta atravesar el umbral con sus manos esposadas y esa expresión de pocos amigos más acentuada que nunca. El oficial le retira los grilletes con ayuda de una llave, haciendo que James se sobe las muñecas, caminando en dirección a la salida antes de haber visto a su familia sentada en aquel lugar. Su expresión cambia drásticamente de aquella rígida a una sobrecogida, sobre todo, cuando Darcy ni siquiera lo duda y se levanta de su asiento, dejando caer el móvil al suelo para abrazarlo efusivamente.

—¡James! —chilla, rodeándole con sus delgados brazos.

—Cachorra —Eleva sus manos durante unos instantes, intentando asimilar lo que estaba sucediendo. El calor que había pasado dentro de la sala de interrogaciones había sido infernal, por lo que su hedor actual no era tan agradable como solía serlo—. ¿Qué hacen aquí? —Corresponde el abrazo de la menor, inclinando su rostro para enterrar su nariz en la curvatura de su cuello, la más baja haciendo puntas para alcanzarle.

—Estábamos esperándote, ¿qué otra mierda estaríamos haciendo aquí? —La voz se le rompe de repente, rodeándole ahora el cuello con sus brazos y atrayéndole para sentirle aún más cerca de ella—. ¿Qué pasó? ¿Al fin te liberaron?

—Sí —responde, dejando que la chiquilla descargara todo lo que le angustiaba en ese momento—. No encontraron nada en mi contra, así que, me dejaron ir —murmura sobre su oído, dando pequeños besos sobre el mismo, hundiendo la punta de su nariz en las largas hebras de su cabello castaño.

—¿Y tu padre? —Se separa apenas un poco para mirarlo—. Apestas demasiado —No abandonaba el tono lastimero de su voz.

—Calla ya —Sonríe, tomándola por la barbilla y acariciándola apenas un poco, admirando esas facciones que habían permanecido en su cabeza todas esas horas—. Te explicaré más en casa. Tienes que descansar.

—Tú también —Señala, volviendo a abrazarle, ni siquiera importándole el mal olor que poseía el otro.

James mira a su hermana y ésta encoge los hombros con los brazos cruzados sobre el pecho, enternecida con la escena y contenta de ver a su hermano libre. El hombre firma unos papeles antes de salir y se encuentran con Steve, quien había arreglado todo en un buen par de horas. Los amigos se saludan y todos suben a la furgoneta negra, tomando camino hacia la mansión del hijo mayor.

—¿Qué va a pasar ahora? —Linda cuestiona—. Nos congelarán las cuentas en menos de veinticuatro horas después de todo este drama.

—Lo harán, pero volverán a habilitarlas cuando noten que las nuestras no tienen nada por lo cual puedan incriminarnos —Se pasa las manos por el puente de la nariz—. Los socios retiraron todas sus acciones. Barnes Inc. tendrá una crisis en aproximadamente un mes, por lo que tendré que despedir a algunos empleados —Deja salir un suspiro.

Babel [Bucky Barnes] EN FÍSICOWhere stories live. Discover now