Capítulo 23

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TW: Violencia descriptiva / Contenido sexual


Aquella noche vuelven a la mansión en un silencio incómodo. James no buscó dirigirle la palabra en todo el camino, y fue Leo quien le ayudó a bajarse de la Suburban con cuidado después de haber ido al hospital para que le curaran las heridas de los pies. Ahora los tenía vendados, y duraría unos cuantos días así hasta que estos sanaran.

Ve televisión en su pieza, pero las escenas de esta noche continúan en su cabeza hasta tarde en la madrugada, consternada acerca de si había cruzado la línea y esa era la razón por la que Barnes no le miraba siquiera. Sus ojos desean descansar, pero no tiene la habilidad de cerrarlos, solo los mantiene fijos sobre la pantalla durante un buen rato, haciendo zigzag entre los canales.

Es cerca de las tres de la madrugada que James aparece por su puerta sin remera y tan solo con un bóxer negro puesto. El cabello lo lleva suelto, dejando que los mechones caigan desprolijos sobre los costados de su rostro al moverse. Cierra con lentitud, caminando a un paso pesado antes de sentarse sobre la orilla de la cama, pasándose las manos por la melena con la intención de llevarla hacia atrás.

Ella le observa en silencio, abrazando esa almohada que había estado sujetando desde hace un rato. Siente vergüenza de decir algo, por lo que espera a saber las intenciones del más alto.

—¿Cómo te sientes? —cuestiona en una modulación suave.

Ni siquiera ella sabía cómo se sentía.

—Bien —miente—. Me duelen un poco los pies —Se sentía un infierno moverlos bajo las sábanas.

Esos ojos azulados viajan hacia las extremidades cubiertas por las cobijas, dejando salir un poco de aire y negando con la cabeza. Abre y cierra la boca un par de veces, necesitando pensar con claridad sus palabras, pues solía ser tan bruto, que terminaba por arruinar las situaciones cuando menos debía de hacerlo.

—Se me salió la situación de las manos esta noche, y yo...

—Loki tiene razón —De pronto ella le arrebata el discurso, provocando que el ceño del otro se frunza—. Me comporté como una cualquiera. Supongo que me llegó un karma instantáneo —Se encoge de hombros, intentando mover uno de los pies, pero arrepintiéndose al instante.

—No digas idioteces —sentencia con un tono grave—. Es la persona que menos derecho de juzgarte tiene.

Piensa lo mismo durante unos segundos, pero el recordar al pelinegro contra el suelo y el rostro ensangrentado solo le da escalofríos. Su mirada parda vuelve hacia James, frunciendo la nariz de una manera en que éste jamás había visto. Estaba intentando disipar las lágrimas que se asomaban con insistencia, probablemente en un intento de que no la viera ser débil, y él respetaba eso.

—Eres la cachorra más dócil —Se acerca, estirando su mano para colocarla sobre su nuca, atrayéndola lentamente hacia sí—, más curiosa —Sonríe con los escenarios de ella cuestionándole absolutamente todo en su mente—, y más noble que alguna vez haya conocido.

Sus alientos quedan a una pequeña distancia, mientras que sus miradas intentaban encontrarse en la penumbra de la habitación que únicamente era iluminada por el televisor y las lámparas sobre las mesitas de noche. James duda un poco de sus acciones, pero es Darcy quien tiene la iniciativa de juntar sus labios con los de él en un beso tenue y suave. No buscaban dominarse mutuamente como sucedía en previas situaciones, sino que ahora se complementaban en un ritmo simultáneo.

Era como si ambos decidieran ponerse a diestra y siniestra en este caótico maratón.

Las pequeñas manos de la joven se hunden en aquellas hebras chocolates, mientras que las del castaño hacen lo mismo sin movimientos bruscos, esperando no provocarle alguna acción que hiciera doler sus pies. Sus dedos enredan y deshacen su cabellera con lentitud, buscando un mayor contacto que llega con su cercanía a ella, escuchando la forma en que su respiración comenzaba a dificultarse.

Babel [Bucky Barnes] EN FÍSICOWhere stories live. Discover now