Capítulo 16

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TW: contenido sexual explícito


Todo lucía más verde. Era como subirle la calidad de fotografía a una película y las tomas lucían espectaculares. Visitaron la Torre del Reloj y la Torre Olímpica. Aún les faltaban muchas cosas por ver, pero a Linda le urgía ir a la casa que tenían a las afueras de la ciudad. Lucía aún más hermosa en el invierno, pero solo querían evitar las asquerosas temperaturas ardientes de Los Ángeles.

Darcy y Wanda eran las más emocionadas, incapaces de despegar la cara de la ventanilla de la camioneta, mientras James permanecía con la mirada en el móvil, atendiendo llamada tras llamada; Linda dormía en los brazos de Steve, y George Barnes decidió instalarse en una habitación de hotel, argumentando que los más jóvenes tenían que divertirse por su cuenta.

La cabaña era un lujo completo desde el exterior. Aparte de poseer un tamaño descomunal, tenía gigantescos ventanales que dejaban ver el exterior solo desde cada habitación. Cualquiera podía arrullarse con esa vista, y la castaña estaba más que emocionada en cuanto entró a dejar sus maletas a la primera habitación que vio.

Ella compartiría dormitorio con Wanda; Linda y Steve dormirían juntos; y James ocuparía la habitación que pertenecía a su padre. A pesar de poseer un gran tamaño, tan solo tenía cuatro habitaciones esenciales, todas pensadas en el momento que la familia creciera.

—¿Por qué Vis no pudo venir? —Darcy forma un puchero, dejándose caer en la acolchada cama—. Dios, es una delicia —gime, rodándose en el mueble.

—Tenemos algunos gastos pendientes, así que él tuvo que quedarse a trabajar —Tuerce los labios—. Quise quedarme también, pero me dijo que unos días libres me ayudarían a despejar la mente.

Durante el camino, notó a su mejor amiga algo distraída, pero no quiso indagar mucho en el tema, por lo que asintió únicamente y se acurrucó contra las finas y esponjosas almohadas entre sus brazos. Si la mansión de James tenía una cama cómoda, este lugar poseía una aún mejor. Los muebles seguían siendo importados, y la madera del lugar era de la mejor calidad. No era de extrañarse, pues desde el primer día pudo notar que los Barnes jamás reparaban en gastos de interiores.

Todos acomodan sus cosas. Llegaron cerca de las cuatro de la tarde al aeropuerto, por lo que las seis les alcanzaron en un santiamén. Estaban demasiado agotados después de cinco horas montados en un avión, soportándose con la presencia del otro. Darcy pidió el cambio de lugar a uno de los pasajeros, quien amablemente aceptó, ganándose la mirada represora de Barnes.

—Saldremos a comprar algunas cosas para preparar la cena. El supermercado está cerca, ¿se les ofrece algo? —Linda les sonríe amablemente. Los otros tres comparten miradas entre sí, de pronto siendo Wanda la que salta en su lugar.

—E-Eh, yo sí. —Su voz tiembla, caminando al lado del matrimonio—. Los acompaño.

—Entonces, yo también voy —Darcy da un paso al frente, pero su cuñada coge del brazo a la pelirroja, tirando de ella hacia la salida.

—Le mandas un mensaje a Wanda de lo que necesites —Le guía, arrastrando a la aludida hacia la puerta—. Bye, bye —Se despide rápidamente.

Steve niega con la cabeza, aguantándose la risa que quería brotar de entre sus labios. Dirige una última mirada hacia Bucky, quien parecía pedirle auxilio, sin embargo, el blondo solo encoge los hombros para seguir a las mujeres que subían a la Ford negra de cuatro puertas. Decidieron cambiar el equipo de transporte para este viaje, pues querían la mayor comodidad a todo terreno posible.

Babel [Bucky Barnes] EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora