Capítulo 28

5.8K 444 1K
                                    

Se respira la tensión en Emergencias. Linda permanecía caminando de un lado a otro después de saber que pudieron estabilizar a Sarah. Los padres de la chica estaban presentes, pero dirigían miradas asesinas cada cierto tiempo hacia ella o Steve, posiblemente culpándolos de lo que había sucedido. Los brazos de la castaña permanecen cruzados, mirando hacia el suelo y después hacia los demás pacientes y familiares en la sala de espera.

Había tantas historias por contar en este lugar, y la primera llegó con el rubio acercándose en su dirección con un par de cafés a la mano y esa expresión de arrepentimiento presente en sus facciones. Linda pretende no haberle visto acercarse, continuando con sus idas y venidas de un lado a otro.

Por unos instantes duda el hablarle o dirigirle la palabra después de todos estos días, pero la situación lo ameritaba, así que con vergüenza arremetiendo entre sus pasos y los trastabilles de sus cavilaciones, se para frente a su esposa, deteniendo súbitamente su andar y logrando confundirla un poco, pero no del todo.

—Te traje un café —menciona con el rostro agachado, extendiendo la bebida con su mano derecha.

Lo observa durante una pequeña fracción de segundos, esperando a que agregase algo más, pero al no notar sus intenciones, tan solo toma la bebida con la intención de dar media vuelta, hasta que el mayor decide hablar de una vez.

—Fui un idiota.

—Estoy de acuerdo —Recarga su peso sobre una pierna, esperando a por más.

—Pero...

—Deja esa jodida frase —Levanta la palma de su mano para detenerlo—. Si vas a disculparte o a decir algo, deja el maldito pero de lado y sé sincero —Su voz suena temblorosa—. Confié en ti tantos años, Steve.

—Fuiste otra persona esa noche —Intercepta.

—Fui la chica a la que le quitaron sus sueños e ilusiones —Da un paso al frente, provocando que el blondo se hiciera hacia atrás—. ¿Sabes cuánto me costó la primera vez que estuvimos juntos?

—Linda... —Retrocede poco a poco mientras la castaña continuaba su paso hacia él.

—Lloré demasiado porque sentía que no era suficiente para ti, Steve —El nudo en su garganta arde fervientemente—. Sentía que era un maldito juguete sin valor, alguien que ni siquiera debía tener una oportunidad con alguien tan perfecto como tú —Las lágrimas corren por sus mejillas sin detener su andar, hasta que Rogers no resiste más y le abraza con fuerza, apretujándola entre sus brazos como no había hecho en días—. Suéltame —murmura, dejando caer su nariz contra su pecho, sollozando lentamente.

—Perdóname, amor —musita—. Fui un idiota —Las lágrimas también pican en sus orbes.

—¿Por qué necesitaste ver el horror para conocer lo que yo pasé? —murmura con sus manos sobre el abdomen del otro, lista para impulsarse hacia atrás en cualquier momento.

—No es eso, solo... —Ni siquiera conoce exactamente qué decir, solo sujeta con fuerza a su esposa, deseando no dejarla ir de nuevo—. Tengo miedo de perderte.

—Lo harás si sigues siendo un imbécil —Se separa apenas un poco para verlo, notando la abstinencia de las lágrimas en él—. Tienes que aceptar lo bueno y lo malo de mí.

—Todo en ti es bueno —responde, asintiendo repetidas veces con la cabeza—. No supe reaccionar ante ti, pero te pido que me enseñes, Linda —Toma las manos de la aludida entre las propias, besando el dorso de las mismas—. Nos conocimos cuando el prado estaba lleno de flores en tu mente, pero necesito que me enseñes cómo tratarlas cuando solo resten los tallos.

Babel [Bucky Barnes] EN FÍSICOWhere stories live. Discover now