Capítulo 31

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TW: Contenido sexual


James le acompaña a Rodeo Drive aquel día. Decide renovarle el clóset completo para su viaje a Milán. Desde zapatos hasta abrigos costosos fueron cargados a la tarjeta black del empresario, negando con la cabeza tras cada modelo que Darcy lucía frente a él con esa amplia sonrisa coqueta, de vez en cuando acercándose para besarle los labios en agradecimiento.

Le gustaba verla así de contenta, sin preocupaciones y solamente ellos dos disfrutando del momento.

Si pudiera contar los instantes en que se sintió de esta manera, admitiría que había pasado una considerable cantidad de tiempo desde ello. Y sus pensamientos se esfuman cuando esos labios rellenos vuelven a encontrarse con los propios, ambos disfrutando de sus cafés en aquellos vasos de cartón mientras pasean por otras tiendas más.

Sus manos se encuentran entrelazadas y James besa constantemente el dorso de la ajena, sonriéndole aún con esas gafas oscuras puestas sobre sus ojos, impidiéndole ver la dilatación con la que aquellas pupilas inundaban los claros irises en el mar de sentimientos inverosímiles los cuales eran inevitables en este punto de altura. Los agarres de sus tintados dedos son constantes al igual que las caricias y los susurros coquetos que colocaban un rubor sobre las mejillas de la menor.

Leo y David cargaban con las bolsas de compras detrás de ellos, esperando por el instante en que el jefe indicara la partida hacia el aeropuerto.

El vuelo de Zemo aterrizaba el día de hoy, así que, Barnes aprovechó el día para consentir a la cachorra antes de pasar por él. Se hospedaría en algún hotel cercano a la mansión, mas la pregunta de exactamente dónde continuaba presente en el castaño. Contempla a la menor mientras observa un par de joyas detrás de una vitrina, prestando especial atención a la melancolía que se dibuja sobre su semblante al notar los anillos de compromiso. Si lo pensaba con claridad, ella nunca había experimentado una propuesta real, por lo que comprendía ligeramente el motivo de su zozobra.

—Y este tal Zemo —Aún se le complicaba recordar el nombre—. ¿Qué importancia tiene? —Desvía su atención hacia aquella mirada oculta tras las gafas de sol.

—Es el encargado de traficar para Pierce —Da un sorbo a su café, dejándose tomar de la mano en cuanto Collins decide guiarlo hacia otro lado—. Su trabajo principal se encuentra en Latinoamérica, pero ha decidido estar una temporada en Londres por situaciones de facturación de Barnes Inc.

—¿No crees que tu papá ya se haya dado cuenta de lo que intentan hacer con la empresa?

—No con la empresa —Sonríe socarrón—. Sino con él. Y no. El viejo es demasiado estúpido como para pensar que su propio hijo le traicionaría.

—¿Y Pierce? —Parece preocupada, alzando el rostro para poder admirar el perfil de él.

—Estoy seguro de que tiene una noción —Encoge los hombros—. Cuando eres el jefe de la mafia, lo haces siendo consciente de que todos te quieren traicionar.

Darcy sopesa aquellas palabras durante unos segundos, colocando una mueca en su rostro y meditando en lo que podría pasarle a James en cuanto ella se fuera de ahí. No entendía cómo había terminado involucrado en tantos dramas, la mayoría enfocándose en HYDRA y los movimientos que hacía por debajo del agua contra George Barnes. Hace un pequeño puchero con la idea de algún día despertar con la noticia de que su marido había recibido una bala entre ceja y ceja.

—¿Qué pasaría si te propongo irnos a Milán juntos? —De pronto detiene el andar de ambos, presionando el agarre de sus dedos alrededor de los del otro.

Babel [Bucky Barnes] EN FÍSICOWhere stories live. Discover now