33. Juegos artificiales

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-Eso. Fue. Una locura.

Seulgi se agachó para poner sus manos sobre sus rodillas después de su horrible viaje en montaña rusa. Miró a la persona frente a ella, sorprendida de que el viaje no le haya afectado ni un poco a Irene.

-¿Estás seguro de que eres humana? Ese viaje de regreso fue aterrador. Casi vomito.

-Te lo dije, el parque temático es mi tipo de lugar,- se jactó Irene. Estaba a punto de bromear más cuando notó que algo colgaba del cuello de Seulgi.

-¡Nunca pensaré siquiera en venir aquí de nuevo conti--¡whoah!!- Seulgi dio un pequeño paso hacia atrás, pensando que Irene la estrangularía o algo así. Fue entonces cuando se dio cuenta de lo que Irene estaba mirando.

-¿Has estado usando esto?- Irene alcanzó el colgante de mariposa.

-Ah, sí.- Seulgi miró hacia otro lado. -Pensé que sería un desperdicio no usarlo, ya que pagamos por él, ¿verdad?

Irene siguió manipulando el colgante. -Creí que no te gustaba...

-¿Cómo podría no gustarme?, es el único recuerdo que conservamos de nuestro... viaje...- Seulgi se rascó la nuca.

Los ojos de Irene miraron a Seulgi por un segundo y volvieron al colgante.

-¿No quieres que lo use?- preguntó Seulgi.

-No es eso. Es solo que me siento mal porque yo no traigo puesto el mío,- dijo Irene, tocándose la clavícula. 

-Oh.

-Hagamos un trato. Ambas usamos nuestro collar todos los días, incluso en la oficina. ¿Qué dices?

Seulgi levantó una ceja. -¿Estás segura?

-Por supuesto. Y no es una petición. Es una orden,- dijo Irene.

Seulgi se rio. -Entendido, jefa.

-Espero que tus fangirls no lo noten mucho.

Weeeeeee... ¡BOOM!

Un repentino haz de luz blanca deslumbrante que brillaba en el cielo captó su atención. Inmediatamente, le siguió el sonido resonante de la explosión del juego pirotécnico. El primero en ser lanzado flotó en una lluvia plateada brillante, iluminando el cielo con su silueta.

Irene se tapó los oídos de en seguida, pero no pudo evitar admirar el arte plasmado en el cielo. -Wow. ¿Están celebrando algo hoy?

Seulgi, cuyos ojos ya estaban puestos fijamente en las alturas, acercó a Irene por la cintura. -No. Es algo que hacen los fines de semana, cada siete de la noche. 

Otro reflejo de luz brillante captó la atención de Irene, obligándola a volver a mirar la escena. -Esto es absolutamente increíble, Seulgi.

-Lo sé.- Seulgi sonrió. -Serán solo cinco minutos, así que asegúrate de disfrutarlo mientras dure.

¡Pop! ¡Pop! ¡Pop!

-¡Sssssssss!

¡BOOM!

-¡BOBOOOOM!

-¡Mira, ese de ahí es tan genial!- Seulgi señaló hacia arriba.

Esta vez eran luces que giraban en forma de espiral antes de explotar, iluminando una variedad de colores, desde rojo, azul, verde e incluso amarillo. Algunos de ellos cayeron como cascadas y otros se rompieron en pequeñas chispas.

Irene no pudo evitar mirarlo con asombro. Fue entonces cuando empezó a sentir algo en el pecho, algo cálido y vertiginoso. Presionó sobre él para calmarse a sí misma.

Bajo la mirada y notó cómo la gente se había amontonado para admirar el espectáculo de fuegos artificiales. Algunos estaban parados en las sillas y andamios para tener una mejor vista. Algunos niños estaban sobre los hombros de sus padres. Algunos estaban sosteniendo sus teléfonos y tabletas para grabarlo. Algunas parejas se abrazaban mientras contemplaban la escena.

Su atención retornó al brazo que la estaba sosteniendo. Los ojos de Irene viajaron hasta el rostro de Seulgi, mientras que los de esta última aún estaban fijos en el espectáculo. En ese momento a Irene dejaron de importarle las luces bonitas. No todos los días tiene la oportunidad de mirar a Seulgi tan de cerca sin preocuparse de que la sorprendan haciéndolo.

Irene ya no puede escuchar los fuegos artificiales. Es como si hubieran sido aisladas de ese lugar. Estaba mirando a Seulgi, cuyo rostro está completamente vuelto hacia el cielo.

Sus ojos...

Su nariz...

Sus labios...

Su cara...

Se pregunta por qué siente la necesidad de mirar a Seulgi en cada ocasión. 

Hubo otra explosión en el cielo. El color de la piel de Seulgi cambió de rojo a blanco, reflejando la luz de los fuegos artificiales.

Todo se siente tan perfecto para Irene. Todo se siente simplemente tan... mágico.

Volvió a la realidad súbitamente después de darse cuenta de que ya había estado mirando durante mucho tiempo. Irene dejó caer su mirada, esta vez observando la mano de Seulgi. Se apoderó de ella una repentina necesidad de sostenerla. Nunca supo cuánto lo anhelaba hasta que tuvo la oportunidad de sentir nuevamente su calidez la noche anterior en el bar KTV.

Sin decir nada, Irene deslizó lentamente su mano hacia abajo y la entrelazó con la de Seulgi.

-¿Ah?- Seulgi se giró hacia ella con expresión de sorpresa.

Irene se sintió avergonzada, pero sabía que ya era demasiado tarde para dar marcha atrás. Escondió su rostro en el hombro de Seulgi. 

-Oye. Dijiste que deberíamos disfrutar de los fuegos artificiales mientras duren, ¿verdad?- dijo ella.

Seulgi se rio suavemente. -Ah. Cierto.- Se volvió hacia el espectáculo y apretó la mano de Irene con fuerza. 

En lugar de prestar atención al show, Irene mantuvo su rostro hundido en el hombro de Seulgi. Lo único que podía desear era que el espectáculo se extendiera ligeramente, para poder quedarse así un poco más.

HERSHE (Seulrene - Español)Where stories live. Discover now