Número Uno

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Natalia

Saque arrastras a Alba de la discoteca, la muy cabrona me había puesto a mil, a conciencia, sabía que decir, que teclas presionar para tenerme a su Merced, y es que yo me volví loca, lo único que quería era tenerla desnuda para mí y follarla una y otra vez hasta quedarme sin fuerzas. Desde que la recogí en su piso quise volver a meterme con ella y comerla entera y con el jueguito que se traía entre manos toda la noche yo ya no podía resistirlo más.
Soy conciente que no me despedí de nadie pero no había tiempo para eso.

Íbamos camino a mi piso, nos íbamos parando cada pocos metros para devorarnos, es que la necesidad que se palpaba entre nosotras era tan fuerte como irresistible, no podía estar más de unos minutos sin probar esa boca, que tenía una maestría en besos y me llevaba a la locura.

- Dios, no aguanto más, si no llegamos ya terminaremos haciendo un show por escándalo público cariño- gemí sobre sus labios.

- Necesito sentirte ya Natalia, así que por favor camina que ya casi llegamos, o te juro por lo que más quieras que no respondo de mí- me mordió el labio inferior y tiro de el, haciendo que mi bajo vientre punzara y de mis labios se escapara un gemido.

- Joder, vamos- volví a coger su mano y tire de ella, dos calles más y estaríamos en mi piso por fin.

Tras dos calles largas, llegamos a la entrada, tire de ella hacia adentro y nos metimos en el ascensor, cuando las puertas de este se cerraron no aguante más y me lance a su boca nuevamente con un hambre voraz, capaz de devorarlo todo.
La aprisione contra la pared y ataque sus labios con fervor, ella se removia contra mi cuerpo buscando más contacto y yo estaba a punto de perder la cordura.

- Me vuelves completamente loca- susurré sobre sus labios y dirigí mis besos por su mandíbula, pasando por su cuello, llegando a su lóbulo el cual mordí y luego alivie con mi lengua.

- Joder Natalia, como sigas haciendo eso, no te voy a dejar llegar al piso - jadeó y mis pulsaciones se dispararon.

Al fin llegamos y las puertas del ascensor se abrieron, como pude entre besos hambrientos, inserte la llave en la cerradura e ingresamos, nada más cerrar la puerta Alba se lanzó otra vez contra mi boca. La cogí por los muslos e hice que se impulse hacia arriba, se enroscó a mi cuál Koala y la lleve hacía la habitación. Una vez dentro cerré la puerta y la aprisione contra ella.

- Me sobra todo esto- y ni bien lo dije saque toda la ropa que me separaba de su piel en un solo movimiento, dejándola totalmente desnuda para mí.

Estaba hermosa sin nada, con sus pezones perfectos y erectos pidiendo a gritos que los probará, la constelación de lunares en su cuello queriendo ser unidos por mis besos, su centro brillante y mojado demostrando todas las ganas que tenía, y era una combinación para mí, letal. Era una Diosa y yo su súbdita dispuesta a complacer cada cosa que me pidiera, por qué nunca podría negarle nada a Alba y mucho menos cuando la tenía tan entregada solo para mí.

- Y a mí me sobra todo esto, yo también quiero tenerte entera para mí- se lanzó a mi boca, haciéndome soltar un gemido, mientras iba deshaciéndose de todo lo que estaba actuando como barrera de nuestras pieles, dejándome en las mismas condiciones que ella.

- Eres perfecta- le hice un escaneo de arriba a abajo y le susurré sobre sus labios mirándola a los ojos de una manera intensa.

- Joder!, Tu sí que lo eres- me volvió a besar y fue el punto de activación de todos mis sistemas.

Mis labios devoraban los suyos, nuestras lenguas batallaban por control, el que ninguna quería ceder y a la vez tampoco quería tener, mis besos bajaron a su cuello, mis manos empezaron un recorrido por su piel desnuda. En un movimiento que no supe cómo paso, Alba me arrastró a la cama, me tumbó y se subió a horcajadas sobre mi. Tenía una mirada felina, que me hacía mojarme más con solo mirarla, esa mujer era mi perdición.

Desde la Primera vez (ALBALIA)Where stories live. Discover now