El beso

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Alba

Salí corriendo de allí, no podía creer lo que estaba pasando, no diría que me había disgustado el acto, por qué en realidad me había encantado pasar este breve tiempo con ella, pero ese era el problema, que me gustará estar con ella a solas no podía ser bajo ningún punto de vista, así que definitivamente mi único camino era salir huyendo, una vez más.

Joder, como fui tan tonta de dejar el auto, maldita, maldita,maldita María, me las pagarás- mi furia aumentaba cada minuto.

Parada allí en la vereda, con los nervios de punta, esperando un taxi que pasara y para mí suerte parece que se habían esfumado de la faz de la tierra- vamos por favor, ven ya- rogaba por el transporte

Espera Alba, por favor, no te vayas asi- escuché a Natalia detrás mío, por Dios, por qué juegas así conmigo, no puede ser- pensé

No quiero escucharte Natalia, ni quiero estar aquí, solo quiero un maldito taxi y olvidar que está noche sucedió, joder!- le grite, estaba tan enojada, había bajado la temperatura bastante y ya estaba empezando a temblar de frio.

Por lo menos déjame llevarte a tu casa, para compensarte esté mal momento- su voz sonó a súplica.

NO!, No necesito nada de ti, esperaré un taxi, ya en cualquier momento vendra-. Fui tajante con mi respuesta.

El frio se hacía más evidente y no podía dejar de temblar, en ese momento Natalia se puso delante mio, aferró sus manos en la cintura y me cargo en su hombro empezando a caminar hacia su auto.

Que haces? Es que te has vuelto loca, ya bájame, bájame en verdad Lacunza, le gritaba mientras sacudía mis piernas y daba golpe con mis puños en su espalda, pero sin poder dejar de notar en todo mi ser sus manos en mi y la cercanía de su cuerpo.

No, no voy a bajarte, o vienes conmigo por las buenas, o vienes conmigo por las malas, pero no te dejare aquí afuera, tomando frío esperando un taxi, no me importa cuan enojada estés en este momento conmigo- lo dijo con mucha dulzura y convicción.

Cómo pudo abrió la puerta del copiloto de su auto y me introdujo en el, me quedé allí, estática, furiosa, y por dentro aunque no quisieras era feliz.

Natalia se subió rápidamente en su asiento, puso traba al vehículo para que yo no quisiera salir, y arranco. Todo el camino no dije nada, ni siquiera la mire, me entretuve mirando por la ventana, ella tampoco hablaba, más que para pedirme mi dirección, después de eso se concentro en conducir.

Cuando me di cuenta el vehículo ya estaba detenido en la entrada de mi edificio.

Alba, yo- la interrumpí.

No, no Nataliaa, no quiero escucharte, no quiero saber nada, estoy furiosa, me has hecho perder el tiempo, te reíste de mi llevándome allí engañada, me trajiste a la fuerza prácticamente a mi casa, tu no me respetas, no respetas nada de mi, ni de lo que yo quiero.- dije todo esto mirando hacia la ventana, no quería mirar sus ojos, por qué sabía que me iba a querer perder en ellos una y otra vez, la proximidad del vehículo tampoco ayudaba, así que mirarla para hablarle no era una opción válida, por qué cedería y diría que si a todo lo que me diga, no tendría voluntad, y por supuesto eso no iba a permitirlo, antes que ella pudiera responder baje del vehículo, azote la puerta y me dirigí hacia mi entrada.

Cuando estaba por ingresar su mano sostuvo mi muñeca con fuerza- Alba, yo, yo te extraño-. La escuché decir con una voz tan dulce, tan llena de amor, tan mi Nat, apenas habían salido las palabras de su boca, pero por un segundo me paralizó, me quedé de piedra, no podía seguir caminando, no podía girar y mirarla, no podía nada. Y de repente vino a mi mente, el día de mi cumpleaños número quince, si que el destino se empeñaba en hacerme malas pasadas, en cada momento que estaba por ceder, mi dolor salía allí a la superficie para recordarme el por que debía estar a mil kilómetros de Natala, hoy, mañana y siempre.

Desde la Primera vez (ALBALIA)Where stories live. Discover now