Piel con Piel

557 31 4
                                    

Natalia

No quería enfadarme, no podía hacerlo, no tenía ningún derecho y sin embargo cuanto más lo intentaba, peor lo llevaba, estaba enfurecida, no culpaba a Alba, mucho menos a Julia de mi cabreo, me culpaba a mi misma, por avanzar corriendo sin haber aprendido a caminar, era claro que me iba a llevar una hostia por pasarme tres pueblos de un solo paso. Sabía que tenía temas que resolver, que la nube en la que estábamos flotando más allá del cielo era por el momento, algo demasiado superficial, pero no por eso en mi mente había sido menos real. Salir y encontrarme con la escenita de novias que se van a comer juntas, bfff, no lo estaba llevando para nada bien. Era conmigo con quién debería estar ahora, conmigo hablando, conmigo riendo, pero no, estaba con ella, y eso también estaba bien, por qué de hecho al momento por lo menos todavía tenían una relación y yo no podía, ni pensaba exigir nada, pero escocia, y eso no podía evitarlo.

Dos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos y antes de poder reaccionar ya tenia a Marta frente a mi, con cara de preocupación. En ese instante me di cuenta que yo había comenzado a llorar y no me había dado cuenta. 

- Ey, cariño, ¿Que ha pasado?, ¿No ibas a comer con Alba?, ¿Por qué lloras?- fue acercándose a mí con su cara de pena, mirarla a los ojos provocaba que mi angustia se hiciera más fuerte. Me lance a sus brazos, mientras descargaba en su hombro todas las emociones que estaba conteniendo.

Afianzó su agarre, mientras hacía caricias en mi espalda y susurraba algunas cosas que iban calmando mis sollozos poco a poco. Todo se podía estar yendo a la mierda, una y otra vez, pero Marta siempre estaba ahí para reconfortarme. No hacía que nada doliera menos, pero era el pilar fundamental de mis cimientos.

- No ha pasado nada Martuca, es que hoy estoy un poco sensible y un poco más gillipollas de lo normal- le aseguré, es que en verdad sabía que mi reacción no era la correcta, pero como le hacía entender a mí corazón que todo lo que estuvo esperando, tenía que aguantar un poco más, cuando mi mente ya había creado un futuro de acá a mil años a su lado, vamos, que prácticamente imposible.

- Nada de lo que te haga sentir mal te convierte en gillipollas, Natalia- se separó de mí y clavó sus ojos en los míos, con una rotundidad que se me clavo en el pecho.

- Pero es que no tiene sentido que este así de verdad, nadie me ha hecho nada, solo que íbamos a ir a comer con Alba y cuando he salido, pues, estaba Julia esperándola en la puerta y nada, le dije que vaya con ella- me daba vergüenza admitir que quizas mi reacción era un poco exagerada, baje mi mirada para no encontrarme con sus ojos, no quería ver en ellos reproche.

- Ey, mirame- alzo mi barbilla con sus dedos y me obligó a devolver mi atención a sus ojos- es una puta mierda Nat, es comprensible que te haya caído fatal, aunque sea algo de lo más lógico en su situación, pero solo tienes que darle un poco de tiempo cariño, que ella solucione todo lo que se traiga con Julia, vamos que yo ví como te miraba hasta hace nada y no hay dudas que tú y ella están en el mismo punto. - es que yo lo sabía, yo lo había visto en el brillo de los ojos de Alba, pero mi mente procesaba las cosas como el culo y no podía evitar sentirme así. Después de tanto años de no tenerla, que ahora sintiera que algo podía tambalearse antes de empezar, me estaba quemando el pecho.

- Lo se Marta, es por eso que te digo que no pasa nada, es un momento y ya esta. Todavía me cuesta gestionar algunas cosas cuando se refieren a Alba, se que tengo que esperar, que ya tendremos tiempo para Miles de comidas juntas, pero para bien o para mal, todo lo referente a ella me afecta y bueno aquí tienes el resultado, una completa gillipollas-  esboce un gesto de sonrisa, aunque dudo mucho que se haya visto como tal.

- Ay ven aqui mi bollo drama, es que, ¿Que hago yo contigo?, Anda que la Mari también me ha dejado sin compañía, así que secate esas lágrimas, levanta el culo e invítame a almorzar morena, que yo no sea la famosilla esa de la Reche, no me hace menos- tiro de mi brazo y no pude evitar más que sonreír, si es que la tenía que querer.

Desde la Primera vez (ALBALIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora