You say what's love without the pain

44 8 0
                                    


—¿No crees que es un día hermoso?—SeokMin sonreía ampliamente.

Aquella mañana SeokMin le había rogado a Jihoon por salir de casa en busca del desayuno y el mejor lugar para hacerlo era el centro de la ciudad cerca de donde un día Jihoon había trabajado.

SeokMin era toda sonrisa y saludaba a todo el que podía, en cambio Jihoon tenía un rostro impasible, tenía mirada fija en su amigo que estaba a pasos delante de él, hacia demasiado sol para el, las aves cantaban más de lo normal y todo a su alrededor parecía feliz, aunque él tenía tiempo sin sentirse feliz.

—¿Quieres desayunar aquí?—Jihoon asintió.—Anoche te acostaste muy tarde.—ambos tomaban sus respectivos asientos.—tendrías que estar durmiendo más.

Jihoon no mencionó nada hasta que llegó su mesera, dejándoles los menús y pan, seguramente SeokMin estaba diciéndole algo sobre cuidar su salud, pero él estaba muy inmerso en sus pensamientos.

—¿Vas a continuar con la terapia?—Jihoon estaba de regreso.

—Sí, es lo único que me mantendrá mejor, creo.

—Se que desde mi perspectiva no puedo entenderte del todo, porque yo no viví todo lo que tú, pero sabes que siempre estaré aquí para ti en todo este proceso.—una leve sonrisa aparecía en el rostro de Jihoon.—solo quiero decir que no ocupas fingir que eres fuerte conmigo, si quieres llorar a media noche háblame que ahí estaré para darte mi hombro.

Jihoon era demasiado afortunado por tener a tantas personas preocupadas por el, quizás en ese momento sentía que no tenía a nadie, pero la realidad era otra.

—Que gusto encontrarte aquí.—ambos chicos vieron a la persona de pie en su mesa.

JiHu estaba vestido con ropa demasiado casual y una sonrisa en su rostro.

—¿Qué haces aquí?—SeokMin miro sorprendido a su amigo por la forma de responder.

—Vine a pasar un fin de semana, jamás me imaginé que estarías aquí.—Jihoon no creía en lo que decía.

—¿Gusta sentarse?—SeokMin había recibido una mala mirada por parte de su amigo.—aún no pedimos nada.

—Gracias.—JiHu se había sentado aún manteniendo una sonrisa.—es un bonito lugar.

—Tiene suerte, habíamos tenido un terrible clima.

—¿Listos para ordenar?—la joven mesera había regresado.

Jihoon había optado por pedir lo mismo que su amigo, estaba incluso cansado como para pensar en que comer y de hecho ni hambre tenia realmente, hacia muchas semanas el que no comía porque se le antojara.

JiHu tenía una buena conversación con SeokMin, era como si no vieran a Jihoon ahí observando la canasta de pan fijamente como si fuera lo más interesante del mundo.

—Está tarde tengo que trabajar.—SeokMin se dirigía a Jihoon.—no me pudieron dar dos días libres.

—No te preocupes, no tienes porque ser mi niñera.—respondió Jihoon.—puedo cuidar de mi mismo.

—Yo puedo quedarme con el.—JiHu había intervenido.

—Jamás.

—¿Lo haría? Por favor.—al chico sonriente ya no le importaban las malas miradas de su amigo.—no iría en paz a mi trabajo sabiendo que Jihoon está solo.

—Cuidare bien de él, no tienes porque preocuparte.

—¿A caso estoy de adorno?—ambos vieron a Jihoon claramente molesto.—No te quiero cerca, compréndelo JiHu.

La mesa se había quedado en silencio, SeokMin había bajado la mirada mientras JiHu y Jihoon tenían una guerra de miradas donde ninguno quería ceder.

—Con permiso.—la mesera estaba con sus desayunos.

Ninguno dijo ni una palabra más mientras comían, a su alrededor se escuchaban las otras personas hablar, algunas risas, el ruido normal de una ciudad viva y más a lo lejos el mar.

—Es hora de que me vaya.—Jihoon miraba a su amigo ponerse de pie.—te llamaré en la noche.

SeokMin había visto rápidamente a JiHu como si intentara decirle que lo cuidara sin tener que volver a hacer enojar a Jihoon.

—¿Conoces la ciudad?—JiHu había roto el silencio después de que SeokMin se fuera.—¿Jihoon?

—¿Quien te digo que estaba aquí?

—Mingyu.—la molestia de Jihoon era evidente.—yo le tuve que rogar porque me dijera, yo sé por lo que estás pasando y solo quiero ayudar.

—No quiero tu ayuda.—Jihoon había sacado algunos billetes y aventandolos a la mesa para irse.

—¡Espera!—JiHu iba rápido detrás de él.

—¡Déjame en paz!—gritaba Jihoon sin importarle las miradas de los demás.

—Yo también perdí al amor de mi vida.—esa frase había hecho que el bajito se detuviera.—comprendo ese dolor en el corazón que no te dejan dormir por las noches, aún la miro cuando cierro mis ojos al intentar dormir.

Jihoon había dado media vuelta para encontrarse con un JiHu con ojos llorosos y se miraba un poquito más frágil.

Eternos • SoonHoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora