Keep me in your memory

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Las mañanas eran un verdadero martirio, el sentir los primeros rayos de luz en su rostro le recordaban que estaba vivo, respiraba y sentía, lastimosamente estaba sintiendo demasiado cada día.

Al abrir sus ojos solo tuvo la imagen del techo de su hogar, no había nada interesante ahí, pero realmente le apetecía quedarse todo el día viendo a ese mismo punto, así su mente realmente te no tenía que pensar en nada más que en ver ese punto; ese era ahora su lugar seguro o no.

Una lagrima rebelde corrió por su rostro, no podía engañarse, su mente jamás lo dejaría en paz siempre habría algo que lo haría sentir miserable y el techo de su hogar no cambiaría eso.

Un toque a su puerta lo volvía a su cruel realidad, Mingyu estaba ahí para sacarlo y llevarlo al trabajo.

Su amigo se había mudado a su mismo edificio para mantenerlo vigilado aunque no lo admitiera; un toque más.

—Puedo seguir todo el día.—Mingyu hablo a través de la puerta.

Con mucho pesar Jihoon se levanto, estirándose un poco antes de sentir el frío en sus pies y un gran escalofrío recorrer su cuerpo que ahora estaba más delgado que antes ya que a veces se saltaba las comidas, al menos no intencionalmente solo se le olvidaba.

Jihoon lavo sus dientes y se dio un baño rápido, a pesar de todo su pesar seguía siendo el jefe y dueño de una importante compañía, y aunque todos sabían su historia escabrosa debía seguir mostrando esa imagen de chico fuerte que ni el peor terremoto podía derrumbar aunque por dentro estuviera roto en mil pedazos imposibles de volver a unir.

Eligiendo el primer traje que miró, peinó rápidamente su cabello aún mojado y se miró en el espejo, al verse así le parecía increíble que aunque confiaran en él teniendo esa imagen o quizás todos solo fingían para no ser tan crueles con el.

—Café.—dijo Mingyu en cuanto se abrió la puerta.

Jihoon sabía que debía disculparse, pero no sabía cómo hacerlo ni por dónde empezar.

—Hay mucho trabajo.—el alto parecía no importarle lo que había pasado.—muchas reuniones.—Jihoon cerraba su casa.—y Jeonghan quiere verte.

—No.—ambos empezaban a caminar hacia el elevador.

—¿No? ¿Por qué? Está preocupado por ti.—Mingyu presionaba el botón hasta el estacionamiento.—todos lo estamos.

—No tienen porque, estoy siguiendo con mi vida y todo va perfecto.—mentiras.

—No quiero pelear contigo Lee, pero no estás bien, todo tú grita por ayuda.—Mingyu quería ir con cuidado.—¿por qué no vienes conmigo al psicólogo? Solo una vez.

—No hablaré de Soonyoung con un extraño, yo solo puedo.—Jihoon había sido el primero en salir del elevador.

—Háblalo conmigo.—los dos chicos se habían quedado a la mitad del camino en el estacionó.—con Jeonghan, no importa solo, no quiero perderte, ya no podría con más pérdidas.

Jihoon suspiro y pasó saliva pesadamente, habían cosas que no quería ni contarle a su mejor amigo porque sentía que perdería esa parte que lo mantenía unido a Soonyoung.

—No puedo.

—Deja de decir que no.—Mingyu caminaba hasta el.—por favor, solo trato de darte otras opciones para que no sigas cayendo en ese hoyo.

—Déjame solo con mi dolor Mingyu, no me pidas que lo supere de la misma forma en tu lo hiciste, porque te recuerdo que lo que yo viví con Soonyoung fue amor correspondido, nos amábamos.—Jihoon guardo silencio abruptamente porque había tocado un tema delicado para el alto; el amor no correspondido.—lo siento.

—Antes eras un poco sarcástico, pero ahora solo eres cruel y te excusas en que estás sufriendo, pero abre los ojos Jihoon, no fuiste él único al cual su muerte afectó de muchas formas.—Mingyu estaba dolido.—ame a Soonyoung como se que no podré amar a alguien más, di mi vida por él y aún así siempre te eligió a ti.—el alto pasaba sus manos desesperado por su cabello.—te felicito por vivir un romance con el, pero basta de idolatrarlo, él cometió muchos errores y es hora de que te des cuenta.

—¿Lo amaste?—cuestiono el bajito.—¿de verdad?

—Sí, y te odie mucho porque se suponía que no sentías nada por él y aún así hiciste todo por quedarte con el, yo entre a la cárcel cegado por amor y a él no él importaba, jamás considero mis sentimientos por el.

—Así que por eso ahora lo odias.

—No lo odio, sigue estando en mi corazón, pero sé diferenciar todo lo qué hizo mal y quiero que tú puedas hacer lo mismo, solo así podrás avanzar.

Avanzar, sonaba bien, aunque Jihoon tenía miedo de hacerlo porque tendría que dejar ir aquello que le dio felicidad.

—Lo siento.—susurro Jihoon.—no sé qué hacer con todo lo que siento dentro de mi, hay días en los que siento que no puedo con tanta tristeza, en las noches lloro inconscientemente por el.

Mingyu atrajo a su amigo a sus brazos, poco a poco se estaba sincerando con el, quizás a él no le fuera a contar todo, pero podría aceptar ayuda.

—¿Buscaremos ayuda?—Jihoon asintió levemente terminado el abrazo.—no te dejare caer más amigo mío.

Eternos • SoonHoonWhere stories live. Discover now