Capítulo 6: Sería un líder valiente.

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—Me recuerdas mucho a alguien de mi pasado.

—Me lo tomaré como un cumplido, coach.

—Tú llámame Jay, entonces Blanchard, es tu primer juego. ¿Quieres un trabajo en el que no te voy a pagar ni un centavo?

—Eso no suena muy prometedor para mí.—murmuro en voz baja.

—Te vas a divertir y te voy a explicar el juego, serás mi asistente el día de hoy... Espero que sepas gritarle a esos chicos.—aclara haciéndome una seña para que lo siga mientras se pone de pie.

Mis opciones son claras, quedarme aquí y no entender ni un carajo.

O ir con este señor a un lugar más cercano al hielo, obtener la explicación e incluso poder ver el detrás de todo el juego.

Así que me pongo de pie y lo sigo.

Pasamos las gradas y llegamos a un espacio ligeramente grande en donde hay bancas, botellas de agua y lo único que lo separa de la pista es una clase de vidrio.

—Color favorito, Blanchard.

—Verde.—respondo enseguida y busca algo en una bolsa antes de colgarme un silbato del color que le dije.

—No tiene mis babas ni las de nadie por si te lo preguntas. Tu primera tarea es conseguir que todos esos gigantes vengan acá.

Me acerco a una pequeña puertita que hay, coloco el silbato en mi boca y soplo fuerte.

Algunos chicos voltean y siento que me sonrojo cuando tengo tantas miradas sobre mí. Veo que Justin está por acercarse, pero Billy lo toma por el uniforme, niega con la cabeza y continua patinando con él pisándole los talones.

Ahora no estoy avergonzada, estoy indignada.

Vuelvo a soplar el silbato, pero esta vez por más tiempo y consigo que Holden y otros cuatro chicos volteen a verme, les hago una seña con la mano para que se acerquen y solo cinco —incluyendo Holden— comienzan a patinar en mi dirección.

—Tienes que hacerte escuchar, Blanchard. Es lo que hace un buen coach.—me sugiere Jay.

—¿Puedo gritarles?

No me suele gustar ser gritona ni agresiva, pero en estos momentos me siento emocionada y aunque aún ni empieza el juego, estoy algo eufórica y entusiasta con ser una clase de entrenadora.

—Puedes hacer lo que quieras.—responde antes de darle un mordisco a una barra de granola.

Asiento y volteo justo para ver como Connor detiene a algunos de sus compañeros para que no avancen hacia mí. Me molesto aún más cuando veo a Billy mover un dedo en su cabeza como diciendo que estoy loca.

—Creí que me esper.... —inicia Holden, pero no lo dejo terminar.

—¡LEWIS!—grito el apellido de Billy, haciendo que los cinco jugadores que ya llegaron se sobresalten—. ¡TRAE TU MALDITO TRASERO APESTOSO AQUÍ EN ESTE MOMENTO SI NO QUIERES QUE...!

—Te pateé las pelotas.—me ayuda Jay cuando ve que no sé como seguir.

—¡TE PATEE TUS INSERVIBLES PELOTAS!.—termino.

—Buen agregado, Blanchard.—me felicita Jay extendiendo su puño para chocarlo con el mío.

—Gracias, ¿piensas que servirá?

—Es aquí cuando vez que ser entrenador no es tan sencillo.

Regreso mi vista a la pista, ignorando la mirada confundida de los ahora diez chicos frente a mí, veo a Billy cruzarse de brazos y a Connor y los otros avanzar a regañadientes.

¿Y nuestro final feliz?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora