· cɑpítulo 61 ·

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Entraron rebosantes a la cancha. Animando al público, gritando el nombre del equipo mientras el Tigre Blanco robaba unos pompones para bromear con la audiencia.

Como si estuvieran controladas por una sola mente todas se posicionaron en automático en sus posiciones, para después, en perfecta sincronía, lanzar a un total de 5 porristas al aire.

Lo demás continuó con piruetas tanto en el suelo como por encima de las demás chicas.

Parecía no tener final, el publico estaba igual de emocionado con la presentación que con el partido mismo.

Los anunciantes enloquecían tanto a la audiencia presente como la que estaban viendo desde casa, diciendo que era lo mejor que habían visto y que no había duda del talento que se cargaba la escuela ya que todo lo que estaban apreciando había sido organizado por las mismas estudiantes, siendo el nombre de Jiwon el único mencionado directamente.

Era el turno de la rubia en estar en la parte más alta de la pirámide humana, cuando se vio en la cima un pequeño brote de distracción la obligó a buscar entre el público la presencia de Sihyeon.

Con un rápido movimiento de sus ojos visualizó a su grupo de amigas. A Serim, a Yiren, y a esa chica alta que siempre estaba con ellas, incluso logró encontrar a Mia unas filas detrás de ellas viendo directamente a Onda.

No había rastro de la castaña.

Se sintió débil por un momento, haciendo un movimiento entorpecedor casi imperceptible gracias a sus compañeras que la mantenían en lo alto.

Se repuso, por el bien de las que estaban debajo de ella. A pesar de saber que Sihyeon no iba a poder ver su opera prima.

Dejo salir un suspiro largo y se impulso hacia arriba siendo empujada por las chicas abajo de ella.

Hizo dos vueltas en el aire antes de caer sobre la base que estaba lista para atraparla, siendo imitada por las otras dos pirámides tras ella, creando el efecto domino perfecto que ella deseaba.

La gente se volvió loca.

Y eso que hacia falta el gran final.

De inmediato se crearon dos filas una a lado de la otra, siendo rotas por el sonido de un silbato que el Tigre Blanco pretendió tocar.

De una en una las porristas comenzaron a casi volar en el aire y abrirse como grupo cual cortinas para al final revelar el logo del equipo elaborado con pompones y siendo sostenido por varias pirámides de animadoras.

— ¡Vamos! ¡Tigres Blancos! — gritaron en unísono para que luego la mascota de la escuela se tirara al piso por el halago.

El publico grito, celebró, y aplaudió a más no poder. Hasta los fanáticos de equipos contrarios se había emocionado.

Jiwon sentía que flotaba, ver a tantas personas celebrar lo que construyó con tanto esfuerzo casi la conmueve al borde de las lágrimas... y aun así, sabía que no se sentía completa... no sin ella.

Sus compañeras la bajaron de la pirámide principal y en cuanto tocó el piso corrió hacia la puerta más cercana, que irónicamente estaba siendo abierta por el equipo de la escuela para regresar a la cancha.

— Mi amor eso fue espectacular — dijo Seoho soriente apareciendo de entre los integrantes del equipo — ¡Felicidades! Pero... ¿A donde vas tan apurada?

— Seoho... — musitó al darse darse cuenta de quien estaba frente a ella — Lo lamento...

— Pero ¿por qué? — preguntaba confundido mientras su sonrisa se borraba — ¿De qué hablas?

— Estoy enamorada de alguien más.

La mirada del chico se apagó, en especial al darse cuenta de la manera en cómo los ojos de la rubia se iluminaban, pero no por él.

El pelinegro asintió y se apartó cabizbajo para que la chica continuará su camino.

Jiwon corrió después de hacer repetidas reverencias hacia Seoho, quien sólo la vio alejándose. En medio de los gritos de la gente, su primer amor corría hacia los brazos de alguien más.

Al salir de las instalaciones del colegio, Jiwon se sintió como ave tomando vuelo, estaba imparable.

Corrió en contra de cualquier obstáculo hasta la casa de Sihyeon, casi sin sentir el paso del tiempo, ya estaba frente a su puerta.

Tocó con la misma velocidad con la que corrió, estaba desesperada, intranquila... emocionada.

Escuchó la puerta abriéndose y con mucho vigor alzó la mirada.

— Oh, hola Jiwon ¿Qué haces aquí? — era la señora Kim, cubierta con una manta y con un pañuelo en su mano — ¿No tienes una presentación o algo así?

— Sí-sí señora Kim, pero de verdad necesito hablar con Sihyeon.

— Ya veo, ella no está, es domingo ¿recuerdas? — respondió para después llevar el pañuelo a su nariz — No pude ir con ella por qué, como ves, estoy malita— dijo riendo —. Estoy segura de que ella sigue ahí, ve a buscarla.

Jiwon le agradeció con una profunda reverencia antes de continuar su trayectoria — ¡Recuperese pronto! — exclamó despidiéndose.

Sus pies ya se habían acostumbrado al camino, no necesitaba especificaciones de donde estaba, porque sabía exactamente donde encontrarla.

Sus pies ya se habían acostumbrado al camino, no necesitaba especificaciones de donde estaba, porque sabía exactamente donde encontrarla

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⠀𝑱𝒂𝒓𝒅𝒊𝒏 𝒅𝒆 𝑺𝒖𝒔𝒑𝒊𝒓𝒐𝒔 ִֶָ  𝐸𝑣𝑒𝑟𝑔𝑙𝑜𝑤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora